Toda la Danza

Lizt Alfonso y su mundo de lo imposible-posible

Por Martha Sánchez

La comunidad artística conoce y respeta a Lizt Alfonso, más allá de las fronteras de la isla natal, donde todavía vive porque sí. Aquí no solo estrecha la mano a diario del amor de su vida, habla sin tapujos y le brinda hogar y familia a más de un perro y un gato; también creció como bailarina irreverente en una época convulsa. Pronto abandonó el escenario para dedicarse a un impulso superior: crear, moldear un mundo propio de “imposibles”, fraguar nuevas realidades en Cuba, donde su nombre se ha convertido en marca, sello, garantía.

Hasta hoy, en todo lo forjado emerge ese ímpetu de trasgresión, algunos le llaman atrevida; pero nadie la calificaría de cobarde. Cuando muchos de su ámbito artístico emigraban de Cuba, ella eligió quedarse, usar el ballet clásico aprendido durante la formación escolar, abrazar las danzas ibéricas, dedicarse con desvelo a trabajar los ritmos musicales cubanos y disímiles danzas de la isla; procurar una amalgama y exhibir el resultado con éxito en el planeta. Sus espectáculos Fuerza y compás, Alas, Elementos, VIDA, Amigas, Lumière, Latido, ¡Cuba vibra!, por solo mencionar algunos, llenan teatros en distintos países.

Pese a innegables resultados, dentro y fuera de la nación de origen, luego de 30 años de afianzar una compañía y un estilo de baile denominado Fusión; Lizt sigue siendo una directora incomprendida en su propio país.

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De Tierra y Aire (Foto de Buby Bode). Cortesía de la entrevistada

“Ella ha sido una persona que ha estado constantemente transgrediendo, cruzando muros, rompiendo barreras”, reconoció el maestro y Premio Nacional de Danza Santiago Alfonso.

A partir de la década de 1990, esta mujer se atrevió a fusionar estilos bajo la mirada asombrada y reticente de otros bailarines, tejió secuencias coreográficas que le quedaron como sello, osó incursionar en el mundo del espectáculo, crear una academia en una isla con escuelas de arte ya muy buenas y desarrollarla –partiendo de todos los aprendizajes previos-. La consolidación de un sistema de enseñanza reluce en la actualidad sobre los escenarios en sólido “ejército” de entusiastas danzantes. Además, instauró talleres con amplia proyección social en un barrio marginal de La Habana, donde emplazó la sede de su academia y compañía, Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC), con el apoyo del fallecido historiador Eusebio Leal.

El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, también le confirió entendimiento y respeto. Y aunque dentro de su país, paradójicamente, recibe a menudo antónimos de premios por parte de algunas autoridades oficiales; afuera la admiración se ha sustentado más que con palabras. Por la labor social desplegada, la directora y su equipo pedagógico recibieron el International Spotlight Award para las Artes y las Humanidades, concedido en Estados Unidos, dentro de la Casa Blanca, en 2016, y entregado por la entonces primera dama Michelle Obama. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) nombró a Lizt Embajadora de Buena Voluntad y, en 2018, BBC la eligió como una de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras.

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Foto: INTERNATIONAL SPOTLIGHT AWARD - CASA BLANCA. Cortesía de la entrevistada

La compañía, fundada hace tres décadas, es la única agrupación danzaria de Cuba que ha conseguido actuar en la ceremonia de los Latin Grammy, años después de que la directora conquistara el Premio internacional DORA en Toronto, Canadá, a la Mejor Coreografía de un Musical (2008), por el espectáculo VIDA, entre muchos otros galardones.

“Cuando pongan un teatro en la luna, un día aparece ella y tú dices: pero ¿cómo llegó? No, ella está allí y bailó ayer. Ella ha sido transgresora, siempre está buscando más y más y más; donde lo dejó otro, ella lo tomó y lo puso, y lo fue poniendo”, comenta Santiago Alfonso, quien ve como positivo cada propuesta bien desarrollada dentro de la danza, pues –a su juicio- honra a todo el movimiento.

Con los años, Lizt no ha dejado de sufrir desaires, contratiempos; sin embargo, todavía habla de espiritualidad, energía, vida; las pondera como premisa de cualquier evento, sobre todo si encara una función. Adora buscar la belleza; y no ha renunciado a los valores esenciales de los auténticos pedagogos que promueven a los seres humanos a otra dimensión, en el credo martiano de educar, entendido como depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día presente: ponerlo al nivel de su tiempo: prepararlo para la vida. Así lo conceptualizaba el Apóstol José Martí, pedagogo universal, quien también confesó algo igualmente notable en el espíritu de Lizt: “Y me hice maestro, que es hacerme creador”.

A su paso, Alfonso ha dejado tanto admiración como envidia. Para nadie es un secreto que muchos se cuestionan sus logros, como si pudieran alcanzarse mediante la magia y como si la maestra ocultara el método de trabajo: organizado, disciplinado, reflexivo, autocrítico, participativo (con un equipo que ella misma supo forjar), laborioso. Envidiar es más fácil que actuar.

En el mundo de Lizt, la incomodidad de otros y la propia se transfiguran a menudo en pedestal para nuevos proyectos con puertas para muchos jóvenes y puentes para más de una institución, nativa o foránea. Esta mujer ha abierto caminos en la cultura de su país y le ha regalado oficios y sueños artísticos a montones de jóvenes que tal vez no deseaban bailar tan clásico, ni tan contemporáneo, que querían experimentar con todo, explotarlo todo y enlazar con libertad.

Quizás, Lizt Alfonso no pueda llevar su biografía a un espectáculo; pero siempre elige trasladar las fuerzas que la impulsan a no rendirse, levantarnos los ánimos a todos, conquistar sonrisas, multiplicar la buena vibra; porque la dimensión humana de esta mujer traspasa los obstáculos para regalarle a su público solo la LUZ; y porque como artífice siempre ve más allá del paisaje circundante, nunca descuida el mundo interior.

La costumbre de reinventarse ha devenido la auténtica venganza contra los intentos de apagar sus ideas. Así de simple, brindar más luz, forjar esperanzas, catapultar sueños, esto le brota espontáneamente del alma.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

-Usted impulsa un estilo propio que denomina Fusión y hace décadas Marianela Boán hablaba del término “danza contaminada”. ¿Acaso la Fusión es “danza contaminada”?

Yo pienso que no, la fusión tiene para mí más que ver con el camino por el que venía Alberto Alonso; un camino que transita más esa vertiente de Alberto Alonso, Luis Trápaga, me atrevería a decir también que hasta de nuestro queridísimo maestro Ramiro Guerra. La fusión viene por ahí, y la “danza contaminada” referida por Marianela estéticamente pienso que es otra cosa, aunque indiscutiblemente tendrá sus puntos de contacto. Marianela es una coreógrafa espectacular, soy de los que ha seguido su trayectoria desde los años 80 hasta la fecha; desde los tiempos de bailarina en Danza Nacional de Cuba, la vimos crecer y luego desarrollar todo su proyecto de manera individual; pero pienso que la danza Fusión va más por la mezcla de todas las danzas que, a su vez, lleva la mezcla de las músicas, porque este universo creativo-coreográfico no existiría sin una gran banda sonora que lo acompañe y la mixtura de esos 2 caminos posibilita la fusión completa, que es lo que yo estoy buscando.

-El público le responde muy bien a LADC, ¿a qué cree que se deba esto?

Yo pienso que es precisamente por la Fusión, o en gran medida por ella. Hemos visto cómo los públicos del mundo entero se sienten identificados con las propuestas de la compañía. Muchos espectadores sienten que pueden subir al escenario a realizarse con nosotros allí, porque algo de lo que se está hablando a través del movimiento les toca, tiene que ver con ellos. Eso nos ha pasado en todos los lugares y pienso que es clave. Pero también considero clave la energía con la que baila LADC. La compañía tiene un halo de misterio; pero algo contagioso, inmerso en una alegría, un espíritu, una fortaleza; y sobre todo lo traduzco en alma, vida y energía. Cuando uno logra transmitirle eso al público, porque lo estás haciendo muy desde adentro, de una forma muy auténtica, entregando ese arte para compartir, eso hace que inmediatamente se rompa la barrera y los artistas se conecten muy fácilmente con quien tengan enfrente.

Recuerdo que desde un principio quería que el público fuera a ver cualquier espectáculo de la compañía sin ni siquiera saber bien de qué se trataba, que fuera siempre una sorpresa para ellos y lo hemos logrado. Hoy decir LADC es sinónimo de: vas a ver un espectáculo con calidad, exquisitez y entrega.

Recuerdo, por ejemplo, que cuando hicimos VIDA, tanto en Toronto, como en La Habana, nunca se sabía cuál era el elenco que iba a actuar, y las personas querían ver el espectáculo. Estamos hablando de un elenco con estrellas como Omara Portuondo y Ele Valdés. Y una vez que ese público va una vez a vernos, ya las personas nos siguen de por vida y transfieren esa fidelidad a toda la familia.

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Foto: Gabriel Dávalos en Perú. Cortesía de la entrevistada

-La escuela cubana de ballet nació tomando elementos de las escuelas previamente existentes: la rusa, la danesa, la francesa, la italiana, la inglesa, y se le incorporaron las características de los cubanos durante un proceso de años de estudio. Lizt Alfonso tiene un estilo propio definido, ¿cree que puede hablarse de una escuela Lizt Alfonso, teniendo en cuenta la definición teórica del término (una manera particular de entender la técnica y de expresarse un bailarín, etcétera)?

Pienso que es apresurado todavía hablar de eso, aunque indiscutiblemente tú ves los resultados; pero fíjate que nuestra base viene precisamente de la escuela cubana de ballet y el lenguaje y la metodología que nosotros usamos es la de la escuela cubana de ballet. Nosotros buscamos que el attitude sea el de la escuela cubana, que los brazos y la espalda se coloquen como en la escuela cubana, que los giros y los saltos sean trabajados como en la escuela cubana de ballet y nos guiamos por esa metodología. A partir de ahí hemos creado una metodología de Fusión y en paralelo también se lleva la de flamenco, la de contemporáneo, es decir, todas se van desarrollando a la par y en ese universo creativo vas mezclando lenguajes para lograr esto que nosotros hacemos, que es realmente bien difícil. Pienso que el tiempo es el que dirá si realmente hemos logrado marcar más que una tendencia, un estilo y después una escuela. Escuela hay, porque ya lleva indiscutiblemente 30 años de creada, han pasado varias generaciones, muchos niños de los formados aquí han crecido, se han desarrollado y están, algunos en Cuba y otros en otros lugares del mundo haciendo sus carreras; pero pienso que en un futuro, quizás ya yo no esté, y entonces ustedes verán. Si es o no es, el tiempo nos dirá.

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Foto: CONCURSO DANZA ACTIVA - PREMIOS - JURADO. Cortesía de la entrevistada

-¿Cómo surge la idea de competir con la Escuela en un evento internacional?

La Escuela de la compañía nunca se había presentado en un concurso hasta Danza Activa en 2019, en Panamá. Esa fue la primera vez que decidimos presentarnos en una competencia de danza internacional. El año anterior yo había sido seleccionada para ser parte del jurado que otorgaba los premios en la categoría de Grand Prix de Danza Activa y ahí me surgió la idea de llevar a nuestros muchachos a concursar en Panamá. Pensé que la mejor representación que teníamos era el Ballet Juvenil, los estudiantes que están preparándose para ser bailarines profesionales, es decir, la selección de la selección. Y dentro de esta, que son como 60 estudiantes, un grupo de 10 que representaran muy bien el estilo Fusión de la compañía y que, a su vez, pudieran interpretar piezas diversas, con flamenco, danzas estilizadas españolas, bailes latinoamericanos interpretados a la manera de nosotros, que tuvieran ballet, danza contemporánea, en fin, lo que somos, la Fusión. Y realmente pienso que el objetivo se logró porque, aunque nuestra Escuela es conocida a nivel internacional, se conoces más la compañía que la Escuela. Y a partir de ese momento, de Danza Activa, y de todos los premios que estos jóvenes y adolescentes conquistaron en ese concurso de 2019, pues se abrió una proyección mucho más grande internacional de lo que es la Escuela de LADC para el mundo.

-¿Cuál es el reto de trabajar con artistas en formación?

El reto es ese, que son artistas en formación, es decir, ellos son un barro que tú puedes ir moldeando para que logren tener resultados espectaculares, tanto desde el punto de vista técnico como artístico y el humano, porque no puedes separar una cosa de la otra. Tú no puedes trabajar con un bailarín que no sea una buena persona, que no tenga buenos sentimientos, que no quiera a su familia o que no quiera a los animales o que no cuide a las plantas, todo eso es necesario. Para formar un buen bailarín tienes que tener primero una buena persona y, después, trabajar sobre toda esa base de la voluntad, la disciplina, la concentración, los objetivos a lograr en la vida, a veces para un concurso; pero siempre les digo: tú no te puedes preparar para un concurso, tú te tienes que preparar para triunfar en la vida. Con la meta que en cada paso te propongas; porque si te propones metas muy altas desde un principio, pienso yo que al no poderlas lograr inmediatamente –como sucede en muchos casos- puede venir una frustración o que lo logres todo muy rápido y después entonces no sabes cómo continuar tu camino. Hemos visto también muchos casos de esos, de talentos que se han perdido porque la vida lleva sus pasos y tú no puedes saltar ninguno de ellos pues te van quedando lagunas que después no puedes recuperar. La vida una vez que avanza, no la puedes volver atrás. Entonces, es mejor ir pasito a pasito, para que las cosas se den hasta el punto, el tope donde puedan llegar.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

-En los ensayos de su compañía, las maestras le piden a los bailarines interpretación todo el tiempo, sentir de acuerdo a experiencias personales. ¿Es Lizt Alfonso partidaria del método Stanislavski?

Todos los métodos que existen son buenos siempre y cuando tú los sepas utilizar, es decir, son herramientas que tú tienes a la mano para crecer. Da igual si el método es el de Stanislavski o el de Brecht, lo que tienes que saber es apropiarte de ellos dentro de tu propia conciencia, con tus propias armas, para poder convertirlos en elementos a tu favor y no en tu contra. Lo importante es que el método abra alguna puerta al entendimiento, de ahí los jóvenes van a seleccionar y los puede llevar a ser mejores artistas.

¿Qué sigue para LADC?

No parar. Aquí no se para. Siento que somos herederos de una tradición grandiosa, fuerte, potente, que nos legaron Alicia, Alberto, Fernando Alonso (a quien me unió una linda relación), Ramiro y muchos más. Y tenemos el deber de continuar con el mismo amor y entrega que ellos nos enseñaron en vida para brindar ese legado a las nuevas generaciones. ¿Sabías? Ese es precisamente el argumento, la historia del espectáculo VIDA.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

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