Toda la Danza

La libertad de bailar

Entrevista realizada a la maestra Yaneisi Chibás Caboverde

Por Magela Zamora Simons[1]

La maestra Yaneisi Chibás recibió el Premio Guamo 2020-2021 y el Premio Elfrida Mahler 2021


Abril dibujó la alegría en el rostro de una mujer guantanamera. Su desvelo y amor por la danza la hicieron acreedora de sendos reconocimientos, que validaron su trabajo durante el pasado año 2021.

Me gusta llamarla Yane porque me siento cercana a ella, y realmente no sé cuánto agradezco esta sublime oportunidad que la vida me ha regalado. Pero es ella la MsC. Yaneisi Chibás Caboverde, primera bailarina contemporánea y folklórica, maestra, coreógrafa, profesora, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), miembro importante del movimiento danzario profesional guantanamero, madre, hija, esposa; la integralidad hecha mujer.

Con ella converso semanas después de ser merecedora de dos premios de relevancia para la más oriental de las provincias: Premio Guamo de la UNEAC y Premio Elfrida Mahler del Consejo Provincial de las Artes Escénicas; ambos por la labor desempeñada en el 2021.

Nuestra conversación trascurre vía internet, pues como mujer “orquesta” no se detiene y la República Bolivariana de Venezuela la espera para aprovechar al máximo su talento. Desde La Habana se comunica y agradece el diálogo.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

Le hago una pregunta imprescindible: ¿qué significó el 2021 para usted?

El 2021 para mí fue súper importante, porque fue uno de los años en los que más trabajo he tenido, aunque en su gran mayoría fue digital. Tuve la oportunidad de participar en muchos eventos donde podía hacer conferencias e impartir talleres virtuales hacia otros países. De verdad fue muy interesante.

Además, el 2021 me dio la oportunidad de aprovechar el confinamiento en el hogar y tener más tiempo para pensar, para crear, para buscar herramientas e investigar cómo llegar al estudiante, cómo llegar a cada persona metodológicamente. También cómo buscar nuevas formas, nuevos sistemas, trabajando en los conceptos básicos, tanto de la técnica moderna como la danza folklórica. Todas estas acciones para establecer pautas, y así complementar y lograr un producto completo que sería, en mi caso, la coreografía.

Realmente este tiempo fue significativo para mí, porque me abrió puertas para seguir trabajando e investigando. Sinceramente, he podido implementar el haber podido graduarme de Máster en el 2020, y otras metas como coreografiar; aunque debo concluir el libro que estoy escribiendo acerca del movimiento danzario profesional en Guantánamo —el 2021 fue cómplice en poder avanzar algo más en este último propósito.

Importante fue mi acreditación como miembro del Consejo Internacional de Danza (CID-UNESCO), otro logro para mi carrera en el 2021. Mis agradecimientos sinceros para quienes hicieron posible este momento.

Tuve tiempo de estar con mi familia, algo a lo que hay que prestarle atención. Ayudar a mi hijo con su carrera, ya que cursa el segundo año de Nivel Medio en la Escuela Profesional de Danza “Alfredo Velázquez”, y a mi niña que también en este año comenzó en la gimnasia y tengo que apoyarla mucho, porque sé que le gusta, y no está forzada a hacerlo: le nace este amor por lo que hace.

De verdad, he de confesar que fue mi año.

Ahora creo que la pongo en un aprieto, pues me gustaría saber qué la enorgullece más: el público, sus alumnos o la familia, siguiendo la premisa de que es una artista que vive a plenitud cada segundo de su carrera y son estas personas fundamentales en su vida.

Para mí son una sola cosa, y aunque estén por separado en ocasiones, hay que saberlos llevar. Hay que saber qué se le dedica a cada cual. El público siempre está esperando lo mejor de ti; los alumnos también, porque tienen aquella expectativa de que ese profesor que tienen al frente le debe dar lo mejor, brindando todas las herramientas para ellos lograr sus propósitos; y la familia siempre espera que seas su patrón, una especie de líder, la persona que apoya y guía. Por eso digo que los tres se unen y complementan.

La escucho hablar e imagino que estas personas ejerzan una influencia decisiva en su quehacer laboral. ¿Es así?

Influyen mucho. Te comentaba que a todo le pongo corazón, a la más mínima actividad de mi vida. Tengo mucho sentido de pertenencia; vivo enamorada de mi profesión, de mi familia, de mi público, mis alumnos; y eso, cuando estoy trabajando, es lo que más fuerza me da. Siento y tengo una razón de ser, lo hago por ellos, así que imagina lo importantes que son para todo mi desempeño.

Llaman a la Maestra y se ve interrumpida nuestra conversación. Recuerdo en esta pausa las múltiples responsabilidades que posee y que cumple con total cabalidad en estos momentos. En la Escuela Profesional de Danza “Alfredo Velázquez” es Jefa de Cátedra de Folklor. La Compañía Ballet Folklórico Babul tiene el honor de contar con ella como Regisseur, profesora y coreógrafa. Es maestra de folklor en el Instituto Superior de Arte (ISA), en la filial Santiago de Cuba. Miembro del Consejo Técnico de Evaluación Nacional de las Artes Escénicas y del Consejo Técnico, y coordinadora de los grupos subvencionados de la música en Guantánamo. Y por si todo esto fuera poco, con sumo cariño encamina su proyecto socio-cultural Adeosun, de jóvenes y niños que aman la danza, y colabora, además, con frecuencia con La Colmenita Guantánamo. Me permito nuevamente decir que Yaneisi es una mujer “orquesta”, de esas que valen oro.

Regresa la profesora y me explica que estaba ultimando detalles de algunas de las conferencias y talleres que impartirá en el territorio bolivariano. Me dice que todo debe estar perfecto y organizado para su llegada al hermano país.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

Maestra, pensando ahora que estará alejada por un tiempo de su tierra, cabe preguntar el significado de Guantánamo y la danza para usted, un binomio mágico en su vida y que no se pueden separar: El Guaso y la danza.

Guantánamo lo es todo para mí. En esta ciudad nací, a ella me debo y por ella soy quien soy. Enamorada de ella, de sus tradiciones, en sí es mi formación. Y la danza (siento en este instante en su voz una emoción casi física, palpable, cuando menciona esta palabra) también es mi mundo, lo es todo.

A esta ciudad agradezco la vivencia que hoy poseo del folklor oriental, el conocimiento que tengo de los grandes maestros que pasaron por mi carrera artística, el haber tenido en mi vida a Elfrida Mahler —que fue la primera que me descubrió— y a Alfredo Velázquez —quien comenzó a darle brillo a este diamante que salió de mano de “Las Mercedes”—. Ellos son tradición de esta tierra, un grupo portador de la cultura franco-haitiana. A ellos me debo: Grupo “Las Mercedes”, Elfrida y Alfredo; frutos de esta ciudad, pues aunque Elfrida no nació aquí es hija adoptiva de Guantánamo.

Y ¿qué significan todos, qué son? Cultivadores de la danza dentro de este espacio. El Guaso y la danza me llenan, me enorgullecen y me dan vida.

Escucharla es vivir la emoción que transmite en cada una de sus palabras. Una vida cargada de mucho trabajo y que, como bien usted dice, ha tenido un desarrollo más que exitoso en esta última etapa. Ahora bien, la ciudad, la gente, los medios, se hicieron eco de que en usted recayeron dos de los premios más importantes que conceden organizaciones culturales en el territorio. El Guamo y el Elfrida Mahler: ¿compromiso, sorpresa, felicidad…?

Ha sido demasiada emoción que hasta hoy no me lo creo; demasiado bueno diría yo. Pero igualmente esto representa compromiso, más trabajo, investigación, seguir colaborando con la danza, no solo en Guantánamo sino en todo el mundo. También me animan a ser la maestra que adoro ser, la bailarina que no se aleja de mí, pues sigo danzando mis bailes folklóricos y me siento bien.

No habla mucho del tema, solo me demuestra una vez más que por sus venas corre danza, más allá de premios y reconocimientos: no vive sin la danza.

Aunque ya es tarde en la noche, Yaneisi no deja de trabajar y me confiesa que vive una actualidad cargada de responsabilidades y quehaceres a los que dedica buena parte de su tiempo.

“Ahora sigo impartiendo conferencias virtuales con Argentina, Ecuador. Presentarme en todo tipo de evento al que pueda asistir, nacional e internacional, es otro de mis objetivos. Quiero que se siga promoviendo la danza cubana, que se sigan preservando nuestras tradiciones.

”Estoy feliz porque tanto la UNEAC como la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y todas las instituciones culturales en Guantánamo, hoy por hoy están más unidas y están promoviendo mucho más la danza cubana; también desde cada provincia, y eso es algo que unifica a las regiones y así se deben fortalecer. Digo, además, que cada vez que comparto jurado con Santiago Alfonso, con O´Farril, Lázaro Pedroso, con Terry, que son maestros de maestros, realmente aprendo algo nuevo. Todos ellos fueron mis maestros y son experiencias muy interesantes, enriquecedoras, maravillosas y hacen de uno una gran persona, una buena maestra, demostrando que el conocimiento no ocupa espacio; al contrario, te hace crecer y madurar, pues de todo se aprende.

”No me olvido del libro que pretendo terminar, es uno de los planes más inmediatos. También, continuar con el Doctorado. No retirarme todavía, ¿por qué lo haría? (sonríe como quien sabe que la danza para muchos es hasta una edad, pero al parecer para ella el tiempo se ha detenido y así la deja seguir haciendo cortesía con su cuerpo). Quiero seguir colaborando con la cultura guantanamera, seguir apoyando al Ballet Folklórico Babul, seguir con la Escuela Profesional de Danza y con todos aquellos que quieran y les interese trabajar conmigo. Diría que no tengo dueño. Soy así: libertad de bailar”.

Ella me ha respondido con total naturalidad, con la frescura de un ser que se sabe orgullosa de cada uno de sus pasos y, a la vez humilde, por aún no entender cómo llegó a este momento de su carrera. Y aún queda oportunidad para contarme que en la capital le fue entregado, por parte de la Compañía Folklórica Okan Tomi y la Empresa Adolfo Guzmán, un reconocimiento especial por su aporte a este conjunto; acción que nos demuestra que para ella el 2022 ya inicia con otra gran motivación. Simplemente no deja de andar, su trabajo la llena de vida y la hace crecer.

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Foto: Cortesía de la entrevistada

Me hace feliz tenerla cerca, saber que es una guantanamera orgullosa. Agradezco esa complicidad que me permite hoy llegar a ella, a pesar de la lejanía que nos separa. Felicidades por existir y gracias por tu labor.

Y aunque un día su cuerpo, por curso normal de la vida, decida no apoyarla más en sus acciones, muchos sabemos que esa libertad de bailar, esa que ha sabido transmitir, la tendrá siempre en el alma.

Junio 2022

[1] La autora es Licenciada en Historia del Arte. Además, es Relacionista Pública de la Compañía Danza Libre, de Guantánamo.

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