Toda la Danza

Sobre el lenguaje y el texto danzario

Kaisa García Hernández, Lic. Facultad de Arte Danzario, Universidad de las Artes, ISA

El lenguaje danzario, de cualquier estilo, no remite a ninguna letra del abecedario en cuanto a significación para el lector (espectador). Por lo tanto, ninguna coreografía puede ser leída como una obra escrita.

La semiótica desarrollada a finales del siglo XX, propuso observar la cultura como un fenómeno que tiene sentido (significación) y se concentró en analizarla como texto. Para esto, sus teóricos buscaron un acomodo entre las teorías de Ferdinand de Saussure[i] y la semiótica de Charles S. Peirce[ii], ampliaron el significado de varios términos, que solo se aplicaban en la lingüística, y crearon algunos incluso.

La cultura contiene a las artes y estas, a la danza. Por lo que, gracias al surgimiento de la semiótica de la cultura, la danza se puede asumir como texto.

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Yuri Lotman[iii] fue uno de los investigadores más prolíferos del campo, por eso son tomadas en cuenta varias de sus teorías semióticas. De igual forma, las teorías de Ramiro Guerra[iv] son fundamentales, ya que sus investigaciones se desarrollaron en el ámbito danzario principalmente.

Sin embargo, la primera idea de que las obras de arte pudieran ser consideradas como textos fue planteada por Mijaíl Bajtín: “Si interpretamos la noción de texto ampliamente, como cualquier conjunto de signos coherente, entonces también la crítica de arte (crítica de música, teoría e historia de artes figurativas) tiene que ver con textos (obras de arte)” (Bajtín ,2008: 291).

Para Bajtín, el texto es lo más importante. El enunciado viene a ser la palabra contextualizada. Con esta idea, dio un giro a la semiótica de la época y propuso una nueva forma de análisis: la translingüística.

Este teórico criticó la lingüística anterior a Saussure, por su análisis de la palabra y la oración abstraído de todo significado. Por otro lado, se encargó de revindicar la inexorable unión de palabra e intencionalidad, por eso niega el estudio de unidades inexplicables y se centra en el análisis del enunciado (término que engloba palabra y significado). Gracias a las aportaciones de grandes autores como Bajtín, nos es casi imposible entender hoy un texto sin intención o direccionalidad.

Más tarde aparecerían las teorías de Lotman, donde se encuentran su valioso concepto de texto y las ideas concentradas en la relación emisor-receptor, las cuales ampliaron los planteamientos de Bajtín. Si el receptor no conoce el código ni el lenguaje en el que está construido el texto no podrá interpretarlo ni identificarlo como tal. “El arte no está solo para ser percibido sino para ser interpretado; la interpretación es una necesidad cultural” (Yuri Lotman. En Fokkema e Ibsch, 1988: 67)

Para que exista un texto, debe existir previamente un lenguaje. El lenguaje del arte, de forma sucinta, puede entenderse como el “sistema comunicativo de cualquier expresión artística” (Guerra, 2013: 124). Dicho sistema alberga variados códigos con infinidad de combinaciones que hacen compleja su recepción.

La danza se comunica a través del movimiento del cuerpo humano, y es necesario aclarar que este lenguaje no funciona como el habla.

Si intentamos darle a cada movimiento un significado, tal como funciona una palabra en representación de algo, ya no estaríamos en presencia de un lenguaje danzario. El cuerpo es objeto de constante exploración para el lenguaje de la danza, por eso, aunque al paso de los siglos se hayan codificado varios estilos, ningún movimiento o combinación de estos significa la misma idea siempre. A pesar de esta característica, sí se realiza un acto de comunicación donde el emisor es el creador de la obra danzaria, el mensaje, la obra en sí, y el receptor, el espectador.

Ahora, la forma en que se manifiesta el lenguaje danzario es el texto danzario.

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Según Lotman, “el texto se presenta (…) como un complejo dispositivo que guarda variados códigos, capaz de transformar los mensajes recibidos y de generar nuevos mensajes, un generador informacional que posee rasgos de una persona con un intelecto altamente desarrollado”. La danza encaja bastante bien en este concepto.

El texto danzario se presenta ante nosotros en forma de coreografía, la cual generalmente va encabalgada en un soporte musical y se complementa con otros elementos como el vestuario, la escenografía y el libreto. De ahí su complejidad, ya que en él interactúan varias manifestaciones artísticas como elementos enriquecedores para la propia coreografía y, por si fuera poco, es un ente que dialoga con su receptor y que trasciende más allá de su intérprete.

Otro aspecto interesante del texto danzario es que posee múltiples formas de presentación.

(…) los productos artísticos han surgido, generalmente, de un autor que ha creado un texto único en un lenguaje hasta ahora desconocido y que, para comprenderlo, las audiencias han debido aprender un nuevo lenguaje creado ad hoc, igual que el niño se enfrenta con textos antes de aprender sus reglas. (Guerra, 2013: 125)

Este fenómeno descrito sucede cada vez que un coreógrafo produce un texto danzario con estructuras y formas desconocidas para el espectador, y es que la visión personal que tenga el creador de todo lo que le rodea, es la que va a quedar plasmada en el texto danzario. Por eso, debido a que el lenguaje danzario no tiene límites en cuanto a maneras de hacer danzar el cuerpo, se puede asegurar que puede haber tantos tipos de textos danzarios como creadores existen.

Sin embargo, todos (como espectadores) somos capaces de entender una danza, porque llegamos a reconocer cosas, desde un movimiento en la coreografía hasta un elemento del vestuario, que nos remiten a otras cosas que nos ayudan a darle sentido a lo que vemos. Así, creamos una significación general del texto en el intento de conectar racionalmente todos los elementos dados.

No resumamos el arte danzario auna consecución de movimientos realizados con cargas emotivas. La danza es más bien un texto que se comunica con su lector mediante una conexión sensorial, emocional, racional y también espiritual

Referencias bibliográficas

Batjín, Mijaíl. (2008) Estética de la creación verbal. México. Siglo Veintiuno Editores. ISBN 978-987-629-035-7.

Fokkema, D. W. e Ibsch, Elrud. (1988) Teorías de la literatura del siglo XX. Ediciones Cátedra, S. A, Madrid.

Guerra, Ramiro (2013). Develando la danza. La Habana, Ediciones ICAIC.

Lotman, Yuri. (1982). El arte como lenguaje. Recuperado el 28 de octubre de 2018 de https://vdocuments.mx/yuri-lotman-el-arte-como-lenguaje.html

---------------- . (1993). La semiótica de la cultura y el concepto de texto. La Habana: Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, No. 9, pp. 15-20. (Traducción: Desiderio Navarro)

[i] Ferdinand de Saussure (1857-1913). Lingüista y profesor suizo. Se le conoce como el padre de la Lingüística Estructural del siglo XX.

[ii] Charles S. Peirce (Estados Unidos, 1839-1914). Filósofo, lógico y científico. Es considerado el fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica moderna.

[iii] Yuri Lotman (1922-1993). Lingüista, historiador y semiólogo ruso. Figura central de la semiótica de la cultura.

[iv] Ramiro Guerra (Cuba, 1922-2019). Bailarín, maestro, coreógrafo y teórico de la danza. Fundador del Conjunto Nacional de Danza Moderna (hoy Danza Contemporánea de Cuba). Premio Nacional de la Danza de Cuba (2000).

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