Testimonios de Erismel Mejías, bailarín de Mi Compañía.
Por Camila Novas
Los bailarines en este tiempo enfrentan sus propias realidades, a la par de la difícil realidad por la que pasa el mundo. Para muchos, puede este ser un momento próspero en cuanto a creatividad y creación; pero esto puede ser también un mito. En su mayoría, la creación necesita de ocio, de libertad, de experiencias enriquecedoras. Por otro lado, puede éste no haber sido un tiempo totalmente muerto.
A un año de aprender a vivir en cuarentena, y a poco tiempo de haber celebrado el aniversario de creada la compañía danzaria Mi Compañía, dirigida por la bailarina y coreógrafa Susana Pous, veremos cómo maneja Erismel Mejías, bailarín de Mi Compañía, el asunto de la creación.
Foto: Susan Leal
-Erismel, ¿qué has hecho en este tiempo?
Físicamente no he hecho mucho. Pero mentalmente sí. Con tanto tiempo libre tengo muchas ideas para explorar. Lo que más hago es ver series y películas que me aporten algo, tampoco es ver algo por ver; escuchar mucha música, hablar con los colegas, a veces me reúno con algunos de ellos, con el Niche por ejemplo… Pero necesito la libertad de poder hacer algo juntos, de reírnos, de hacer fiestas, de hablar de los proyectos, de la compañía, en fin, de la vida.
-¿Tienes algún proyecto congelado?
Además de los compromisos que tengo con mi compañía, nunca mejor dicho (risas), quisiera trabajar con los amigos de distintas compañías. Explorar sobre todo lo que nos ha pasado y todo lo que en este tiempo nos cuestionamos. Trabajar en base a las diferencias de puntos de vista. Porque no para todos ha sido igual. Yo descubrí que me gusta hacer música, por ejemplo. Y que en algún momento de mi vida quisiera coreografiar, porque creo que tengo algo que decir, desde mi perspectiva, solo que aún estoy joven.
-Entonces sí te ha organizado de alguna manera la cuarentena
¡Sí! Ha sido un tiempo de dedicarme a pensar en mí y en mi futuro. Por una parte ha sido muy positiva, porque nos ha puesto a fijarnos en las pequeñas cosas que antes les pasábamos por encima sin mucho énfasis. Pero tenemos mucho tiempo libre ahora para mirar el panorama. Estamos rodeados de cosas que nos inspiran para hacer arte. Y a veces no nos damos cuenta. Lo mismo la calle de noche -y su soledad después del toque de queda-, que mi vecino y su relación con sus muchos gatos y perros, que ahora tengo tiempo para re-descubrir. En cualquier lugar puede estar la inspiración.
Foto: Susan Leal
-Desde que te graduaste has estado trabajando con Susana
Sí (con emoción). Desde que salí de la escuela fui de prácticas para allí. Esa ha sido mi casa, mi familia, mi todo. Gracias a todos con los que he trabajado soy lo que soy ahora como bailarín.
-Y cuéntame de Infinito
Lo más grande.
-Sí, yo sé. Pero me hace falta que me lo digas tú.
(Risas)
Infinito fue mi primer proceso coreográfico oficial en la compañía. Antes, desde que entré, solo había bailado obras del repertorio. Welcome fue la primera. Después bailé MalSon, que me encantó, de hecho, quisiera hacerla de nuevo. Y para Infinito el proceso coreográfico fue extremadamente bueno, porque investigamos mucho. Por eso es que nosotros no nos presentamos tanto, justamente porque los procesos de montaje duran, le dedicamos tiempo, se investiga mucho. En este caso le dedicamos más de seis meses, a veces casi un año. Trabajando en particular en cada uno, cómo somos. Si te das cuenta, no hay nada grupal en Infinito, todo el mundo haciendo una misma frase, eso no existe. Porque no todos somos iguales, y eso es una característica además de la compañía. Hay mucha diversidad. Hay gente muy joven, yo estoy entre los más jóvenes, y hay bailarines de más de 30 años. Ese es el rango, hay mucha diferencia de edad, y por tanto distintas perspectivas de vida, distintas experiencias. Hay madres, hay padres. Somos amigos, además, somos una familia. Imagínate lo bonito que puede ser un proceso así. Por eso creo que la magia de Infinito es esa, que salió de algo real, y que nos lo curramos. Queríamos hacer algo especial, y creo que lo hicimos. Porque también era el primer estreno de Mi Compañía como tal. Para mí es único, y es un viaje distinto cada vez que lo hago. Depende de las experiencias del día, depende de lo que haya vivido anteriormente. Me conecto con esas experiencias en el escenario. En fin, Infinito es la tiza (risas).
Foto: Susan Leal