Kaisa García (Corresponsal)

Madrid se sumerge en un nuevo estado de alarma, no tan riguroso como el decretado en toda España el 14 de marzo del presente año, pero sí con restricciones en cuanto a la movilidad entre barrios, distritos e incluso hacia otras comunidades autónomas del país.

La danza, permeada de este panorama, intenta moverse, sin embargo. Si bien es cierto que es uno de los sectores más afectados por la crisis sanitaria, es también uno de los que sabe conservar mejor la esperanza.

Los Teatros del Canal, por ejemplo, están siendo sede de varias creaciones danzarias, que si bien, se han ido incrementando poco a poco desde Julio hasta principios de Octubre, ahora con el estado de alarma se han tenido que adaptar a las recientes circunstancias, y algunos han sido reprogramados para otras fechas. Resaltan actualmente en la cartelera: Paraíso de los negros, creación flamenca de María Pagés inspirada en Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca; y Silk Road, una exploración de los rituales de rutas nómadas presentada por José Agudo Company.

Desafortunadamente, lo anterior representa un porciento bajísimo de actividad danzaria en comparación con la que existía en Madrid antes de la pandemia. Se debe tener en cuenta que los tablaos flamencos del centro de la ciudad aportaban un alto porcentaje y ahora, muchos han quebrado y otros les falta poco para cerrar permanentemente. Casa Patas era uno de los más importantes y tuvo que decir adiós.

A pesar de la precariedad laboral del sector, se sigue pensando en la danza y en cómo sacarla adelante. Ejemplo de ello son los conversatorios, que se han realizado tanto en salas de teatro como los presentados en las diferentes plataformas online, donde se ha reflexionado sobre diversos aspectos de la danza española en tiempos de COVID, como la digitalización de este arte escénico, la repercusión del cierre de teatros, la importancia de la danza como sector que genera disímiles de empleos, lo que significa un bailarín en cuarentena y el papel que juega el gobierno en cuanto a ofrecer posibles soluciones que contribuyan a revivir el sector, por sólo mencionar algunos.

La danza en tiempos de COVID promete ser un ave fénix, y Madrid no será la excepción.