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Los bailarines cubanos Viengsay Valdés y Alejandro Virelles fueron laureados con el Premio Positano de la Danza Léonide Massine
Los bailarines cubanos Viengsay Valdés y Alejandro Virelles fueron laureados con el Premio Positano de la Danza Léonide Massine en la edición número 48 de este certamen.
Viengsay Valdés, una de las más interesantes bailarinas de nuestros días es Primera bailarina y Directora general del Ballet Nacional de Cuba.
Alejandro Virelles es Primer bailarín del Staats-Ballet Berlín y es considerado uno de los grandes bailarines del Planeta.
En esta ocasión el jurado estuvo presidido por Alfio Agostini, Director de la revista internacional Ballet 2020 e integrado por Nina Loory, Directora artística del Premio Benois de la Danse, Brigitte Lefévre, ex Directora del Ballet de la Ópera de París y Directora artística del Festival de la Danza de Cannes; Laura Valente, Directora General del Premio Positano de la Danza y por los críticos Roger Salas, del periódico El País (España) y Valeria Crippa, del II corriere della Sera (Milan, Italia).
El Premio Positano de la Danza Léonide Massine es uno de los mal altos reconocimientos a los que puede aspirar un bailarín y se originó en la ciudad italiana de Positano, una aldea balneario en la costa Amalfitana de Italia, famosa por ser un reconocido destino turístico, preferido de bailarines famosos del siglo XX.
Viengsay Valdés dedica su premio a Eusebio Leal
Viengsay Valdés, Primera bailarina y Directora general del Ballet Nacional de Cuba, dedicó el recién recibido Premio Positano al Doctor Eusebio Leal Spengler, recientemente fallecido. Este es mi homenaje profesional a esa figura cumbre de nuestro país, declaró al periódico Granma la gran bailarina cubana y estoy segura de que será uno de los tantos que se merece. Vi en Leal a un hombre consagrado como mismo los fueron en vida mis maestros, Alicia y Fernando Alonso.
Leal supo ver que, incluso en los tiempos más difíciles para nuestro pueblo, el ballet, en otros escenarios del mundo, levantaba la estrella solitaria y hacía que el aplauso fuese una victoria.