Chavela Riera

Yo no sé por dónde comenzar mi historia a su lado, y mucho menos como terminarla porque es que nuestra historia nunca termina. Han sido años duros, de horas extensas de trabajo, de regaños por cosas buenas y malas, de fiestas, de visitas, de estudio; en fin de todo lo que uno puede hacer en esta vida, más con los seres que uno ama, por eso todo lo hice a su lado.

Ayer me tocó regañarla, me tocó ponerme fuerte y a pesar de que estaba muy malcriada, me hizo caso. Hacia silencio, me miraba fijamente, me tiraba besos y me daba tres golpecitos con sus dedos en mi mano, como cuando nos daba clases, pero de pronto, llegaban los dolores nuevamente, entre tanto sufrimiento, la escuchaba decir ̶ vete, vete que yo me quiero ir ̶ y con un nudo en la garganta tenía que volver a regañarla.

Ella murió luchando, una guerrera hasta los momentos finales, luchando como siempre hizo con nosotros, no importaba la hora, no importaba quién fueras, allí estaba ella gritándote, sí claro, gritándote, porque era así, y no sabía ser de otra manera. Así te amaba, te mimaba, luchaba contigo hasta el fin.

Pero aquí no termina mi historia, la tesis fue otro proceso, en el que sin pelos en la lengua me dijo, ̶ esto está remal ̶ y aun así siendo como mi segunda mamá, me dio quehaceres hasta el día final de la exposición cuando se acercó diciendo , pensé que no lo lograrías; así de sincera era, así de bella.

Es que recordaré todo, hasta el más mínimo detalle. No tengo palabras ni gestos para agradecerle tantos saberes. Solo me queda decirle muchas gracias por ser mi amiga, mi madre, mi consejera, mi maestra y sobre todo mi familia, descansa en paz y sé que, junto a mi papi, velaran por mi camino. Desde lo más profundo de mi corazón deseo que su alma inquieta descanse. La quiero por siempre.