Toda la Danza

TRES TRILCES EN ASÍ SOMOS

Por Vladimir Peraza Daumont

El 4 de julio de este año 2021 se realizó el panel Danza Alternativa Así Somos: Una aventura de cuarenta años, a propósito del aniversario del grupo. Los panelistas Lourdes Cajigal, Adolfo Izquierdo y Vladimir Peraza, nos acercamos a la importancia de esta agrupación danzaria en el contexto del panorama escénico cubano. Moderados por Marilyn Garbey recorrimos las etapas iniciales. En media hora online era imposible abarcar tanto tiempo, tantas obras, tanto hacer.

Este aniversario es, sobre todo, un homenaje a Lorna Burdsall, la norteamericana amante de Cuba que concibió este proyecto en el ya lejano año 1981. En el 2008 la maestra recibió el Premio Nacional de Danza y falleció en La Habana en el 2010. Lourdes Cajigal, la única de los fundadores que persistía en el grupo, la sucedió entonces como directora, impulsando la etapa “Así somos II”.

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Foto: Así Somos Grupo de Danza Performance, obra Vieja María

Lourdes Cajigal ha creado 108 coreografías, 80 de ellas para niños y 28 para bailarines profesionales. Las etapas creativas no tienen carácter cronológico en “Así Somos”[1] por eso en esta etapa las obras infantiles se mezclan en el tiempo con las de adultos. No obstante, hay una pieza que distingue la creación de Lourdes Cajigal por encima de quienes la interpreten. También esta coreografía es la síntesis de todas las etapas creativas. Nos referimos, desde luego, a Trilces.

Se escucha el sonido del mar sobre la introducción de la música.[2] Entra al escenario una gran masa de tela azul. Se desplaza erguida dando vueltas hasta que llega al centro. Se va el sonido del mar y sigue música. La iluminación es una tenue calle media blanca en las dos primeras patas de izquierda y derecha, que marca el recorrido para llegar al centro. Se crean nuevas formas hasta que de esta tela azul emerge desde abajo otra tela color naranja. Ahora son dos masas de telas independientes, una azul y la otra naranja[3]. Sin abandonar la recta, equidistantes del centro, continúan creando formas cromáticas separadas que le otorgan el protagonismo a las telas, no a los cuerpos que contienen. Es decir, se fusiona el bailarín con el tejido.

En otro momento las masas vuelven a encontrarse en el centro y se palpan, se reconocen y se unen. Los colores se mezclan. Con la iluminación tenue y el lentísimo movimiento ligado, se convierten en manchas tridimensionales policromas que divagan por el espacio. Hacia el final, la masa azul desaparece dentro de la naranja y sigue desplazándose hacia el extremo opuesto del escenario por la primera pata. Vuelve el sonido del mar sobre música, la masa naranja se va. Termina música y se va luz. Todo parte del uso expresivo de las telas, pero no es nada nuevo, Alwin Nikolais las había utilizado ya con el mismo objetivo de convertir en objeto al bailarín. Y este ha sido un propósito recurrente en las tres etapas de “Así Somos”.

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Obra Trilces de Lourdes Cajigal. Cortesía del autor

Trilces se estrenó el 3 de agosto del año 2008 en el Teatro Mella, interpretada por Claudia Hilda Rodríguez y Olivia González. Posteriormente, Odwen Beovides y Deili Rojas le aportaron otras poses que le dieron ya el cierre coreográfico. A partir de ese momento, se repuso muchas veces en escenarios y espectáculos diversos. No obstante, desde el punto de vista interpretativo, fueron Deili Rojas, Maidelys Soria[4] y Heily Jorge, bailarina incorporada después, quienes encontraron justo lo que Lourdes Cajigal quería trasmitir con Trilces. Ellas han sido las intérpretes, no fundadoras, que mejor han captado la esencia cinética de “Así Somos”. Y es que, a los bailarines preparados académicamente para seducir al público con el virtuosismo técnico y la belleza del cuerpo físico, se les hace muy difícil este otro virtuosismo de ceder el protagonismo al objeto, a la mancha colorida, a la sombra generada.

La alternancia de niveles espaciales en ambas masas precisa un trabajo minucioso, de detalle. Lograr transiciones limpias y exactas, prácticamente imperceptibles entre una pose y la otra, con diferentes duraciones de tiempo en los fraseos musicales, exige a los bailarines un gran control muscular y una alta concentración. Sobre todo, exige a los intérpretes una interrelación cordial que les permita transitar por el escenario, relacionarse con el otro y dominar la tela, estando siempre a ciegas, sólo sentir.

Es una coreografía que reúne todas las particularidades del expresionismo abstracto en la danza. Nunca se ven los cuerpos, jamás el público puede identificar brazos o piernas porque siempre están en función de hacer lucir la tela, el color, la mancha, la sombra, el volumen, la forma. Hay abstracción del cuerpo y, por lo tanto, el cuerpo no narra ninguna historia. Aquí son dos masas coloridas que se mueven, que interactúan, sólo eso. Increíblemente esta coreografía logra una comunicación con el público de todas las edades, que desborda las expectativas de la percepción. Es la obra de Lourdes Cajigal que más se ha repuesto y la que más solicitan.

Trilces se ha comparado con Lamentation de Martha Graham, pero en la obra de la maestra norteamericana, se identifica claramente a una mujer que está sobre un banco. La tela cubre su cuerpo menos la cabeza, los pies y después el torso. En los movimientos que ella ejecuta se reconoce su técnica Graham y son atacados, fuertes, el rostro de la bailarina expresa sufrimiento y la música lo acentúa. Es una obra que narra el dolor, la desgarradura de una madre ante la muerte de su hijo. En Trilces no ocurre nada de esto, las telas cubren el cien por ciento del cuerpo siempre invisible, pudiendo ser hombres o mujeres los ejecutantes, nunca se sabrá. En la obra de Martha Graham la tela contribuye a reforzar la idea de una mujer encerrada en su dolor. En la obra de Lourdes Cajigal, la tela es portadora de colores y creadora de luces y sombras que se tornan imágenes que el espectador percibe como sensaciones totalizadoras de su experiencia.

Según Merleau-Ponty, en la percepción del color no hay manera de percibir colores puros sino interrelacionados estructuralmente con los demás aspectos de la cosa colorida. Estos aspectos pueden ser la música, el movimiento de los colores como manchas, los pliegues,las texturas, los relieves, que logran los objetos danzantes, la iluminación o sus claroscuros resultantes. Trilces es una obra abstracta que provoca sensaciones diversas; propiciadas por la coreógrafa en la medida que puede ser percibida, creadoramente, por la interrelación estructural de todos los aspectos que la componen.

En Trilces las formas que se logran permiten suponer la pugna que se libra en el interior de las telas. También se manifiesta la lucha armoniosa entre las mismas formas creadas. Estos sucesivos conflictos irradian una atmósfera de plasticidad sencilla y a la vez deslumbrante. El público recibe la obra en silencio, como si se dejara hechizar por una magia que no puede dilucidar. Por eso aplaude incluso cuando ya no está la masa colorida en el escenario y la música terminó, quizá esperan que los intérpretes salgan para saludar, pero ni eso se les permite.

La referencia indudable al poemario homónimo de César Vallejo sólo adquiere sentido si los perceptores de la obra danzaria conocen la obra poética. La ausencia del tono poético tradicional con una pueril sencillez del lenguaje vallejiano, Lourdes Cajigal la resuelve coreográficamente con un tono escénico ingenuo, opuesto a lo que se espera de una obra danzaria profesional. Por otra parte, el hermetismo trilceano en la escena se torna en abstraccionismo, poseedor también de un complejo simbólico que lleva a la proliferación de múltiples y hasta divergentes interpretaciones.

“…Intuimos que quizá la creadora utiliza este término porque el prefijo nos remite a lo triple y se distinguen tres momentos en la obra: la situación azul, la situación en que naranja y azul se fusionan y la situación naranja. Indudablemente pudiera haber una explicación psicoanalítica, o pudiera entenderse desde el punto de vista cromo bioenergético (…) lo importante es que el vocablo trilce no significa nada específico[5] y que son varios, no solo el de Vallejo.”[6]

Estudiosos aseguran que la palabra “trilce” es la unión de los vocablos “triste” y “dulce”. Pudiera así ser cuando Vallejo la usó para titular un poema anterior al poemario homónimo. Este poema se publicó en las revistas Alfar y España en el año 1923. Por su estilo, es decir, por su respeto a la métrica y a la rima, ausentes en el libro, podemos concluir que el poema y el vocablo son anteriores.

“Hay un lugar que yo me sé[7]

en este mundo, nada menos,

adonde nunca llegaremos...”

Cierto es que ya desde los tres primeros versos nos convoca a la tristeza. Reforzada en su maternal dulzura cuando nos dice:

“_Cerrad aquella puerta que

está entreabierta en las entrañas

de ese espejo…”

Existen tres trilces. Uno es el poemario, otro es el poema y el otro es la coreografía. Y los tres están en “Así Somos” por el hechizo que nos embriaga cuando percibimos la obra danzaria en la pluralidad estoica de su nombre. También por sus angustias, sus ternuras, sus rompimientos con lo tradicional, por su narratividad aparente o su abstraccionismo indudable. Simplemente es Trilces.

Notas:

[1] La existencia de tres etapas creativas en “Así Somos”, y sus características, aparece demostrada en: LourdesCajigal. Tesis de opción al grado de Máster en Arte. Experiencia vivencial en las etapas de creación artística del Grupo de Danza Alternativa “Así Somos”.

[2]Se edita la música montándose el sonido del mar sobre el principio y el final del Nocturno Óp. 9 deFederico Chopin.

[3]Trilces II son tres masas de tela, la azul, la naranja y otraverde.

[4]Deili Rojas y Maidelys Soria fueron las intérpretes de Trilces que formó parte del espectáculo Simplemente otras dimensiones, estrenado el 2 de septiembre de 2011, en la Sala Adolfo Llauradó por los 30 años de “Así Somos”.

[5] En una entrevista que le hizo el periodista español César González Ruanoa César Vallejo,publicada en El Heraldo de Madrid el 27 de enero de 1931,a la pregunta “¿Qué quiere decir Trilce?”, el poeta contestó: “Ah, pues Trilce no quiere decir nada. No encontraba, en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé: Trilce. ¿No es una palabra hermosa? Pues ya no lo pensé más: Trilce”.

[6]Vladimir Peraza Daumont. Encendamos los cirios. Crisis y conciliaciones en torno a la danza contemporánea. Ediciones Extramuros. 2009. Pág. 45.

[7] Raúl Hernández Novás. Poesía completa. César Vallejo. Editorial Arte y Literatura. Casa de las Américas. 1988. Pág. 205.

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