Toda la Danza

Teresita González: una necesaria reflexión acerca de sus aportes artístico-pedagógicos a la cultura cubana

Por Bárbara Balbuena Gutiérrez

El 30 de enero del 2021 se conmemoró el 85 aniversario del nacimiento de Teresa González Martínez (1936-2017), personalidad de la cultura cubana que realizó valiosos aportes artísticos y docentes a la danza folclórica nacional. A sólo tres años de su desaparición física, ocurrida el 21 de diciembre del 2017, bien merece una necesaria reflexión sobre su legado a las artes escénicas de Cuba.

Teresa González Martínez, conocida por todos sus más allegados como Teresita, incursionó en el arte danzario como bailarina, coreógrafa y pedagoga. Formó parte del Grupo de Expertos del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, del Instituto Internacional de Teatro y del Consejo Internacional de Aficionados de Francia. Estuvo nominada al Premio Nacional de la Danza en el año 2000 y fue miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba desde 1995 hasta su muerte. Durante su trayectoria profesional le fueron otorgadas la Distinción por la Cultura Nacional y la Réplica del Machete Mambí de Máximo Gómez.

Teresa González. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Teresa González. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Los primeros pasos de Teresa González en el ámbito del arte danzario fueron a partir de su inclusión como parte del “Grupo Folklórico Cubano” (GFC), agrupación femenina perteneciente al Departamento de Educación Física del Ministerio de Educación fundada en 1951, que tuvo un desarrollo artístico muy importante representando a Cuba en el exterior durante la década del 50. Contaba con cuatro bailarinas solistas, dentro de las que se encontraba Tessy González, nombre artístico con la que fue reconocida en este período. El conjunto realizó tres giras internacionales a México (1951), Estados Unidos (1955) y España (1958); esta última bajo la dirección de Martha Blanco[1] con una duración de tres meses.

En el repertorio del “Grupo Folklórico Cubano” se incluían coreografías como: Contradanza, Zapateo, Tango Congo, Fantasía Náñiga, Cucuyé, Bembé y Conga. Fantasía Náñiga estaba inspirada en el mito abakuá, por lo que incluía como personajes de la obra al íreme o “diablito” ñáñigo y a Sikán, este último desempeñado por Tessy González. En “Bembé”, Teresita interpretó a Ochún como primera solista, que en este caso fue dirigida por Alberto Zayas, reconocido rumbero y tamborero cubano que enseñó los diferentes pasos tradicionales contenidos en la composición. Según testimonio de Graciela Chao Carbonero[2], que igualmente fue bailarina de esta agrupación, “Bembé” fue la primera proyección escénica de danza folclórica acompañada en vivo por un conjunto de los tambores batá.

En el año 1961 y como parte de la revolución cultural cubana que incluyó la creación del Movimiento de Artistas Aficionados, matriculó en el primer cursillo para la formación de instructores de arte con carácter experimental. La matrícula contó con veinticinco estudiantes de La Habana, de los cuales solo trece se graduaron. Tuvo una duración de tres meses y como sede el Teatro Nacional de Cuba. En este proceso formativo participaron como profesores las más renombradas personalidades de la época como Manuel Moreno Fraginals, que impartió la asignatura Instrucción Revolucionaria, cuyos contenidos estaban basados en la historia, la economía, la sociedad y la política de Cuba; Argeliers León, con Teoría del folclor; Ricardo G. Santacruz[3], para las clases de bailes de Rumba; Emilio O´ Farrill y Escoto[4] y José Oriol Bustamante[5] para las danzas de Palo. Igualmente se desempeñaron como demostradoras Nieves Fresneda[6], Manuela Alonso Valdés [7]y Luisa Barroso[8].

Archivos Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Luego en el 1962, Teresa González continúa su formación danzaria cuando se produce la convocatoria oficial para el curso de instructores en la especialidad de danza en el Hotel Habana Libre, donde se incorporaron estudiantes de las antiguas seis provincias del país, por un espacio de seis meses. En este proceso de formación participaron profesores cubanos y extranjeros de gran prestigio nacional e internacional, entre los que se encontraban: Guido González del Valle[9] y Rodolfo Reyes Cortés[10], que impartieron Técnica de la danza contemporánea, y en el caso de Rodolfo, enseñó por primera vez Coreografía; Elsi Cota Ramos[11], Tamara de Mereson[12], Colombia Moya[13], Judith Córdova [14]y René Castellanos[15], para Bailes europeos y latinoamericanos. Teresita fue seleccionada, por sus resultados artísticos en este curso, para desempeñarse como bailarina del primer espectáculo de música y danzas cubanas que participó en la delegación del “VIII Festival Mundial de la Juventudes y los Estudiantes”, celebrado en Helsinki, Finlandia.

En este mismo año se presenta a las audiciones del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba (CFNC), donde fue seleccionada como bailarina del elenco, pero finalmente no pudo continuar su desarrollo artístico porque “…desafortunadamente poco tiempo después fuimos informadas de que no podían continuar allí, porque los dirigentes del curso del Habana Libre decían que las instructoras no podían bailar profesionalmente”.[16]

Teresita González, formada y egresada del primer curso de instructores de danza, realizó una ardua labor docente como profesora de la Escuela de Instructores de Arte (EIA) que, en el caso de la especialidad de danza, fue inaugurada en enero de 1962 y ubicada en el hotel Copacabana.

(…) habiéndose comprobado la efectividad del curso efectuado en el hotel Habana Libre, se decide aplicar esta experiencia y organizar un nuevo plan de estudios de dos años de duración y nuevos programas. Se seleccionaron entonces aquellos instructores egresados que se habían destacado para formarlos como profesores de los nuevos instructores. (…) Entre las seleccionadas estaba Teresa González que se desempeñó como profesora de Folclore Cubano (Santería, Congo) y también como profesora de danzas europeas del pelotón 5 (los alumnos se organizaron en 5 pelotones). Teresita realizó varios montajes coreográficos para la función de graduación y orientó a los alumnos encargados de hacer sus propias coreografías. Recordamos de su autoría “El Jardinero”, danza francesa que gustó mucho.[17]

Alrededor del año 1964 y, como parte de su trabajo como instructora de arte, participó de un proceso de investigación dirigido a rescatar dos comparsas tradicionales del carnaval cubano que estaban en desaparición: “Los Negros Curros” y “El Pájaro Lindo”. Teresa González y Eduardo Ramos (Director Provincial de la Música) se enfocaron en la reconstrucción y rescate de “El Pájaro Lindo”, a través del testimonio del bailador popular conocido como Flor de Amor, el cual también construyó la farola representativa de la comparsa y tarareó la melodía del canto, hecho que le propició a Eduardo Ramos escribir la música. La canción identificativa de la comparsa entonaba su estribillo … “pájaro lindo de la madrugada”[18]. Teresita organizó la comparsa y realizó el montaje de la coreografía con aficionados de la Central de Trabajadores de Cuba, para su participación en los carnavales de ese año.

Primeros egresados de los estudios de danza en el ISA. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Primeros egresados de los estudios de danza en el ISA. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Continuó su labor docente en 1962 como fundadora de la Escuela Nacional de Arte (ENA), impartiendo folklore en la especialidad de Ballet; contaba entonces con 26 años de edad. Esta experiencia junto a la asesoría en el orden metodológico de profesionales de alto nivel, como Fernando Alonso, le serviría más tarde para desarrollar sus ideas sobre el entrenamiento corporal para la formación de bailarines de danzas tradicionales.

También ese germen nació en la Escuela de Ballet, cuando estuve bajo la dirección de Fernando Alonso. Él enamoraba a la gente, le daba fuerza, potencialidad e ideas para la enseñanza. Él comenzó a estimularme y me enseñó metodología, pues se dio cuenta de lo que yo potencialmente sentía; cada vez que creaba un ejercicio se lo demostraba para saber su opinión, pues creía ciegamente en sus métodos. También tuve otros dos maestros: Rogelio Martínez Furé y Alberto Pedro.[19]

Luego de que en 1965 se abrieran en la ENA la especialidad de Danza moderna y folclórica, fungió como jefa de cátedra de Danza Folclórica y profesora principal de esta asignatura desde su fundación, cuando contaba con 29 años de edad. Utilizó como uno de los métodos fundamentales para la enseñanza de esta especialidad a los demostradores, quienes constituían un punto de referencia esencial para la imitación de las expresiones, gestos y movimientos, lo más cercano posible a como se producían en los focos folklóricos, pues se proponía como objetivo fundamental el respeto en el nivel de la proyección escénica a la autenticidad de los valores expresivos de la cultura tradicional danzaria.

Durante el transcurso de su desarrollo como profesora de este perfil, percibió la necesidad de incluir como parte del sistema de enseñanza de la danza folclórica una mejor forma de acondicionamiento corporal para lograr una adecuada ejecución e interpretación de movimientos de alta dificultad, fundamentalmente por la coordinación de las diferentes partes del cuerpo en correspondencia con los ritmos de percusión, tal es el caso de las danzas de origen africano incluidas en el plan de estudio.

La Técnica del folclore fue un producto netamente de la Escuela de Danza. Yo era la jefa de cátedra y era muy intranquila. Hicimos un programa sin tener uno de guía, esto es una evidencia de que nos gustaba mucho bailar y enseñar la danza folclórica. La necesidad surgió, la espontaneidad de nosotros y el amor que le teníamos al folclor, fue lo que nos ayudó a crear. Empecé a lucubrar qué podíamos hacer, y como me gustaba también la coreografía, entonces todo ese conocimiento influyó y despertó en mi la necesidad de crear la técnica.[20]

En la continua búsqueda de métodos más eficientes para la formación de los estudiantes de danza, Teresa González crea un método de entrenamiento para la danza folclórica conocido actualmente como “Técnica yoruba”. La maestra para su creación toma como referencia los ritmos y movimientos corporales básicos de las danzas de la Regla de Ocha o Santería (de origen yoruba); ejercicios de la técnica de la Danza moderna, basados principalmente en la tensión y relajación de las distintas partes del cuerpo; diferentes procedimientos para la improvisación y creación de la asignatura de Composición coreográfica; así como formas estructurales de las clases de Ballet y Danza moderna.

La técnica es una mezcla de la Danza moderna, el Ballet y también de lo que yo estaba sintiendo. Además, está el conocimiento que adquirí de la Escuela de Instructores de Arte, pues nosotros recibimos clases con Guido González del Valle y con Rodolfo Reyes, que eran profesores con una formación de Danza Moderna. Todo lo relacionado con la contracción y relajación de la técnica de Martha Graham, lo aprendimos ahí. Entonces mezclé espontáneamente todo lo aprendido con elementos de las clases de composición, fundamentalmente las improvisaciones, pues también había impartido “Improvisación” en la Escuela de Ballet.[21]

La “Técnica de folclore”, como se llamó desde sus inicios, está organizada en una estructura que combina: entrada a la clase, ejercidos de piso (acostados sentados o arrodillados), ejercicios de centro (parados en líneas y el centro del salón), ejercicios en las diagonales (utilizando el espacio total en todas direcciones) e improvisación (ya sea dirigida o libre, a partir de motivaciones relacionadas directamente con el tema de la danza folklórica). Tiene como objetivo fundamental lograr la soltura y la independencia corporal, la coordinación entre las diferentes partes del cuerpo, la creatividad, y el reconocer e interiorizar los diferentes ritmos de los tambores batá.

Luego de su perfeccionamiento e impartición como asignatura dentro del Plan de estudio de la Escuela Nacional de Danza Moderna y Folclórica (END), se extendió su aplicación al resto de las instituciones académicas de danza que se fueron creando con el tiempo a nivel nacional, en la Escuela Nacional de Instructores de Danza y entre los grupos de artistas aficionados. Esto fue posible por la preparación a que fueron sometidos los claustros a través de seminarios y cursos de superación impartidos por Teresa González y profesores que siguieron sus patrones de enseñanza.

La profesora Titular de la Universidad de las Artes Graciela Chao Carbonero resalta la importancia de este método cuando apunta que: “La creación de la técnica del folclore fue un paso fundamental hacia la sistematización de la enseñanza del folclore de raíz africana, ya que constituye la base técnica que sustenta el aprendizaje de esta importantísima parte de nuestro folclore danzario” (Chao, 1988: 2).

Eva Despaine y Milagros Desdunes[22], ambas bailarinas-profesoras del primer grupo de egresados de la Escuela Nacional de Danza Moderna y Folclórica (Curso 1970-1971), entraron al Conjunto Folclórico Nacional de Cuba como profesoras de “Técnica del Folclor”, luego de una convocatoria realizada por esta institución en el año 1973 con el objetivo de incorporar graduados del Sistema Nacional de Enseñanza Artística y así continuar elevando el nivel técnico-profesional de la compañía. Las nuevas docentes habían sido formadas por Teresita González en cuanto a la nueva técnica de entrenamiento para bailarines folclóricos, por lo que aplicaron sus conocimientos y continuaron desarrollándola después a partir de sus propias experiencias. Eva Despaine, al referirse al legado dejado por esta personalidad de nuestra cultura expresa:

Teresita era un ejemplo para todos los estudiantes de danza folclórica de todo el país, en el sentido artístico y en la dignidad profesional. Por el conocimiento que puso en función del desarrollo del arte folclórico, es una persona a admirar, es el referente más importante que tenemos para el desarrollo de una técnica folclórica, es un nombre que hay que mencionar.[23]

En el plano de la creación artística, Teresita González realizó un valioso trabajo con el montaje de diversas obras de danza moderna y folclórica durante toda su trayectoria como profesora de la Escuela Nacional de Danza (END). Varias de sus coreografías formaron parte, durante varios años, del repertorio danzario de esta institución docente. Entre las principales que merecieron premios a nivel provincial y nacional en los festivales de las escuelas de arte, están: Danzón, El hombre y el mar, Amalá, Romeo y Julieta y El Alacrán.

“Danzón” fue un dúo que combinaba la técnica de la danza moderna con elementos básicos de este baile de salón social. Lo caracterizó la sensualidad y complicidad que alcanzaba la relación entre la pareja a partir de novedosas cargadas, agarres, desplazamientos continuos en el espacio escénico y, sobre todo, movimientos corporales ondulantes en el espacio parcial. La música (“Danzón Legrand”. 1968) fue compuesta por Andrés Alén Rodríguez[24], estudiante de piano en esa época; la cual proporcionó a la coreografía un alto nivel de calidad interpretativa, desde la aplicación de la estructura musical del rondó propio de este género, a la disposición danzaria. “Danzón” se estrenó en 1969 y fue interpretado por primera vez por Antonio Pérez[25] y Zarina López[26]; se mantuvo en el repertorio durante varias generaciones de estudiantes de la END hasta finales de la década del 70.

Archivos Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

“El hombre y el mar” fue una coreografía narrativa donde se mostraba la lucha del hombre con la naturaleza para lograr su sustento. La idea central de la obra se basaba en un grupo de pescadores que, lanzando constantemente su red en la mar, atrapa en vez de un pez a Yemayá, la divinidad de las aguas. Combinaba en coherente armonía los movimientos corporales de la danza moderna y folclórica. En el estreno de esta composición realizada a finales de la década del 60, se desempeñaron en los roles protagónicos Antonio Pérez y Zarina López. Se mantuvo en el repertorio de la escuela durante varios cursos, por lo que brindó la posibilidad de que varios dúos de estudiantes se formaran como bailarines solistas.

Otro resultado memorable fue “Amalá”[27], inspirada en un patakín o historia mitológica de la Santería o Regla de Ocha perteneciente a la letra o sigo “Obeché” del sistema oracular del dilogún o caracoles. En esta coreografía de carácter narrativo interactuaban los orichas Changó, Ogún, Oyá y Obba, siendo interpretada en su estreno (ocurrido en el curso 1969-1970) por los solistas Fidel Pajares[28], Antonio Pérez, Olga Espinosa[29] e Isabel Blanco[30], respectivamente, acompañados por un amplio cuerpo de baile. “Amalá” logró el “Premio a la Mejor Labor Coreográfica” en el “I Festival Nacional de Escuelas de Ballet y Danza” celebrado en el año 1975, en esta ocasión defendida por Arístides Bringuez[31] como Changó, Nancy Dickinson Roque[32] como Oyá y Lidia Gonzáles la O´[33] como Obba.

“Romeo y Julieta” constituyó una coreografía novedosa, pues tomó como motivación el mensaje de la tragedia amorosa europea para contextualizarla en la cultura afrocubana, específicamente con las danzas pertenecientes a la Regla Palo Monte. A través del Palo, la Makuta y la Yuka, la dramaturgia danzaria captaba la atención del espectador, a partir la relación de la pareja solista (Lidia González la O´ y Luis Roblejo[34]) con el cuerpo de baile; de la manipulación coherente del ritmo total de la obra y los diferentes niveles climáticos alcanzados por la fuerza de las polirritmias de la música conga; así como los movimientos de carácter guerrero, eróticos o sensuales intrínsecos de ese estilo de ejecutoria danzaria. Fue interpretada por estudiantes del nivel medio profesional de la ENA, quienes defendieron la obra con su participación en el “III Festival Nacional de Escuelas de Ballet y Danza” en el año 1977, obteniendo en el certamen el “Premio a la mejor coreografía de danza folclórica”.

Una de las coreografías de Teresa González que requirió de su talento, capacidad organizativa e intelectual, fue “El Alacrán”, comparsa de proyección escénica donde participó la gran mayoría de los estudiantes matriculados en la especialidad de danza moderna y folclórica. Aquí fueron utilizados el vestuario y toda la parafernalia tradicional de esta comparsa tradicional cubana, perteneciente al carnaval habanero. En su puesta en escena se destacó la interpretación, junto a los diálogos originales de los personajes costumbristas de la época colonial como el Chino, el Gallego, la Mulata, el Brujo, el Mayoral, entre otros. La obra recibió el “Segundo Lugar en Coreografía Folclórica”, en el “V Festival Nacional de Escuelas de Ballet y Danza”, celebrado en Camagüey en el año 1980.

Archivos Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Fue muy característico en la obra creativa de Teresa González, el alcanzar un excelente resultado en la concepción de la dramaturgia danzaria. Igualmente se destacó por su conocimiento y experimentación con ejercicios de improvisación utilizados como método, tanto para la creación coreográfica como para las clases de técnica del entrenamiento de la danza folclórica. Según su propio testimonio, su esposo Tomás González[35] fungía como asesor teatral desde la misma idea o tema a desarrollar, hasta el proceso de montaje e interpretación escénica de los bailarines. También el destacado dramaturgo cubano le transmitió sus conocimientos en varias técnicas de improvisación teatral, las cuales aplicó indudablemente en sus procesos creativos. Una muestra de ese proceso creativo a dúo entre profesores, es el testimonio de Fidel Pajares en cuanto a su experiencia como bailarín-estudiante:

Estas tareas constituían temas de improvisación en ese trabajo interdisciplinario, que conjugadas con la clase de folclor cubano que impartía la profesora Teresa González, lograban, junto a toques y cantos yorubas o congos, -que se impartían como parte de la formación vocal- disímiles actividades actorales y calidades de movimientos, que se convertían en células de futuras obras danzarias.

Experiencias grabadas para toda la vida como intérpretes y creadores, por la multiplicidad de situaciones psicológicas a que iban llevando a nuestros personajes, según cambiaba el toque, el rezo o el canto, en aquella multiplicidad de personajes de 15 o 16 alumnos, en un salón herméticamente cerrado. De aquellas repeticiones conformadoras de personajes, a través de la improvisación, salieron obras como Amalá y El hombre y el mar, de Teresa González y Tomás González. (Pajares, 2010: 37)

Durante este período, Teresita se desempeñó también como asesora de varios proyectos relacionados con la investigación de la danza folclórica, tal es el caso del proceso de rescate, reconstrucción y revitalización de las danzas populares tradicionales cubanas que se inició en el año 1976, y que tuvo como resultado final la realización del “Atlas etnográfico de Cuba. Cultura Popular Tradicional. CD-R. 2000”. Esta obra monumental, se basó

… en una metodología confeccionada expresamente para este proyecto, elaborada por prestigiosos especialistas (Teresita González, Rogelio Martínez Furé, Graciela Chao, María Antonia Fernández, Sara Lamerán, Pilar Ruiz, Nieves de Armas, Alberto Pedro y otros) con vistas a la colección de datos nacionales a realizarse de forma simultánea a través de los metodólogos o instructores de arte bajo la dirección del Responsable Provincial del Atlas en cada provincia, el cual recibió un Seminario Metodológico a nivel nacional. (Feliú, De Armas, 1984: 9)

Luego de quince años de trabajo ininterrumpido en la enseñanza de la danza folclórica, y como merecido reconocimiento a su trabajo investigativo, artístico y pedagógico, Teresa González asumió la dirección del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba el año 1979, contaba entonces con 44 años de edad. Se mantuvo en este cargo durante 20 años, hasta su sustitución y jubilación en el 1999.

Los graduados que estábamos en el Folclórico, encontramos mucho apoyo de Teresita cuando entró como directora. En aquel entonces había la idea de que el bailarín de escuela no sabía bailar, el que sabía bailar era el de la calle. Por esa razón, había que trabajar muy duro para poder ser aceptada. No es menos cierto que los graduados de la escuela bailábamos levantando mucho los talones y teníamos necesidad de profundizar en el estilo, etc. Sin embargo, ese pensamiento de incluir a bailarines graduados en el folclórico, fue un salto.[36]

Toda la experiencia metodológica que poseía Teresa González la aplicó a sus tácticas de dirección del Conjunto y a la reorganización del Departamento de regisseurato. Este colectivo se dividió en dos secciones: el Departamento de regisseurato dirigido por Manolo Micler[37], y el Departamento Técnico, o sea de profesores y ensayadores, designando a Eva Despaigne Trujillo para su conducción. Como maitre, Despaigne siguió sus métodos de enseñanza, seleccionó el claustro de profesores y realizó un intenso trabajo, sobre todo en identificar conceptualmente y en la práctica, las diferencias entre un demostrador y un profesor. Con frecuencia realizaban reuniones metodológicas con vistas a desarrollar la técnica de entrenamiento de Teresita, a partir de las necesidades técnico-corporales de los bailarines para alcanzar un alto nivel profesional. Entre el claustro se encontraban primeramente Alfredo O´ Farrill Pacheco, Milagros Desdunes y Mirta Ocanto[38]; más tarde se incorporaron Domingo Pao[39] y Julián Villa[40].

Como directora general, Teresita se propuso continuar el desarrollo del nivel artístico y técnico de la compañía capaz de producir un arte de alto impacto estético y escénico, así como renovar el repertorio con coreografías de personalidades del arte danzario que incursionaran en otras temáticas de la cultura popular tradicional, pertenecientes al centro y el oriente de Cuba. De esta forma lograría mantener la perspectiva artística de la agrupación en contener los valores de la danza y la música popular tradicional cubana a nivel nacional.

Teresa González apoyó el desarrollo de la creación del Folclórico, durante su dirección Ramiro Guerra realizó el montaje de varias coreografías. Hizo tres producciones en menos de tres años: “Trinitarias”, “Tríptico Oriental” y “Refranes y dicharachos”. Todas con una investigación profunda, de verdad. Fueron invitados, por ejemplo, artistas del Folclórico de Oriente. Igualmente Gerardo Lastra montó “La Rumba de los Muertos.[41]

“La Comparsa del Alacrán” fue la única obra realizada por Teresa González en el CFNC, pues según su propio testimonio, el trabajo como directora y todas las responsabilidades artísticas adheridas, impidió su desarrollo como coreógrafa. Una primera versión de esa labor fue la que montó con los estudiantes de la Escuela Nacional de Danza, como parte de su práctica artístico-profesional. El proceso de investigación-creación partió del estudio de esta expresión músico-danzaria en su propio contexto cultural: el carnaval habanero y los hacedores populares de la comparsa tradicional.

Fueron elaborados con un sentido más contemporáneo todos los diseños escenográficos en cuanto a colores, tipos de tejidos y aditamentos de la vestimenta teatral, así como las farolas y el atrezo tradicional de la comparsa. El diseño del vestuario estuvo a cargo de Miriam Dueñas[42]. La caracterización de los personajes costumbristas que intervenían, como el brujo, llamado Ñangoró e interpretado por Gregorio Hernández (el Goyo)[43]; el mayoral, caracterizado por Juan de Dios Ramos[44]; o Ña Josefa a cargo de Julia Fernández[45]; teatralizaban la historia con fragmentos cortos de los diálogos originales[46] conservados por los bailadores populares de una generación a otra.

Esta puesta en escena fue estrenada en el Teatro Mella a finales del año 1981, luego de una gira realizada por el Conjunto en los Estados Unidos, y estuvo en su repertorio durante aproximadamente tres años. Personalmente formé parte del cuerpo de baile de esta coreografía. Fue una copia fiel de lo que hacía la comparsa tradicional del Alacrán en los carnavales de La Habana, algo que ya no se hace en la actualidad. Ahora se está tratando de rescatar todo lo que se hacía antiguamente en su representación, por jóvenes interesados en este objetivo.[47]

El Alacrán” también se bailó en La Habana Vieja, como parte de la representación de la salida del Cabildo.

No obstante, por el constante interés de Teresita en el desarrollo de la creación danzaria, realiza la obra “El Anaquillé”, aunque no fue estrenada como parte del repertorio del CFNC en el teatro, fueron incluidos fragmentos de esta coreografía como parte del espacio “El Rincón del Tío Makuto” y el “Sábado de la Rumba”, creados y dirigidos artísticamente por Rogelio Martínez Furé. Entre las bailarinas de esa coreografía se encontraban Arelis Savón[48], que como solista interpretaba el personaje de “La Pájara Pinta”, y Daisy Villalejo, en el cuerpo de baile.

“El Anaquillé” era una obra infantil. En ellas se cantaban cantos y bailes tradicionales infantiles cubanos, se hacían juegos como la “Pájara Pinta”, e incluía una coreografía con cintas, al estilo de la gimnasia rítmica. Hizo un fragmento con los kokoríkamos, personajes tradicionales de las comparsas que portaban diferentes máscaras. Otro cuadro lo dedicó a los anaquillé, donde salíamos como “mulatas de rumbo” portando los títeres. La obra tenía varios cuadros, todos vinculados al quehacer de los niños. Se hizo gran parte de la producción, pero no pudo terminarse.[49]

Durante su dirección Teresa logró hacer, junto a su equipo técnico-artístico, el primer y único “Festival Internacional de Folclore de La Habana”, del 21 al 30 de mayo de 1993, celebrando el XXX Aniversario de la fundación del CFNC. Tuvo su sede en el Teatro Mella y participaron varias compañías folclóricas nacionales e internacionales invitadas. En el plegable promocional del evento, Rogelio Martínez Furé apuntó:

En esta Fiesta Mayor de las Artes populares tradicionales, a todo lo largo de mayo, bailarines y músicos, profesionales o aficionados, teóricos y coreógrafos, historiadores o simples amantes de lo hermoso y verdadero llegarán de los cinco continentes para mostrar sus artes o sabidurías, o aprender sobre los enmarañados orígenes del folclore cubano, que le aseguran su vocación universal. (Martínez, 1993: 2)

El festival incluyó un evento teórico con la presentación de ponencias de diversos temas relacionados con la investigación, la creación artística y la identidad cultural del hecho danzario folclórico; proyección de cine y videos; exposiciones (de fotografía, vestuarios y otros) en la Casa de las Américas, Casa de África, Biblioteca Nacional, Sala Martínez Villena de la UNEAC y el Teatro Mella; homenajes a personalidades fundadoras o colaboradores del CFNC; talleres de Percusión y Danza folclórica, Danza moderna cubana y Teatro trascendente; y espectáculos danzarios en el Teatro Mella. Este hecho tan relevante para la cultura del país no ha sido retomado hasta el momento por ninguna otra compañía folclórica o institución cultural de Cuba.

Algunos de los bailarines y artistas que estaban activos en el Conjunto durante su conducción, alegan que Teresita alentaba a los miembros jóvenes de la compañía a la creación de coreografías que resaltaran lo cubano. Le daba oportunidades para presentar sus proyectos, así como organizar horarios específicos para el proceso de montaje y ensayos.

“Durante los 20 años que Teresa González dirigió el CFNC, la compañía tuvo un salto cualitativo. Era muy cuidadosa de las tradiciones y le gustaba que los jóvenes crearan y les daba esa oportunidad. Un ejemplo de eso fue el estreno de las coreografías “Oché” y “Aikunwa”, de Alexander Varona. Ella estuvo de acuerdo en que yo estuviera al frente en la parte organizativa del “El Rincón del Tío Makuto” y también me aprobó una coreografía que se llamaba “Obiní Agbé” (mujeres con canastas), que fue una recreación con las diferentes manifestaciones, pero con una visión africanista. Me dio algunos consejos, recomendaciones y la comencé a montar. Ella fue una directora con una visión de salvaguardar el patrimonio danzario folclórico”[50]

Otro hecho relevante ideado por Teresa González para la promoción de la danza y la música folclórica cubana en el mundo, fue la creación del Laboratorio Internacional de Folclor de La Habana “FOLK-CUBA”, evento de dos frecuencias anuales (enero y julio) que aún se mantiene vigente en nuestro país. Su principal objetivo fue la enseñanza de la música y las danzas folclóricas cubanas de antecedentes africanos e hispánicos, impartidas por las más destacadas figuras del CFNC. En el Laboratorio se incluyen principalmente talleres de “Bailes populares cubanos”, “Campesinos”, “Rumba”, danzas de las Regla de Ocha, Arará y Palomonte; así como clases de percusión de los conjuntos instrumentales de la música afrocubana.

Con la apertura en el año 1987 de la Facultad de Arte Danzario en el entonces Instituto Superior de Arte, Teresita, junto a otras connotadas personalidades artísticas del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, tomó parte en la formación del Plan de Estudio “B” de la Carrera de Arte Danzario en el perfil de Danza Folclórica, así como en la impartición de algunas disciplinas, entre las que se encontraban Metodología de la Enseñanza de la Danza Folclórica y Práctica Docente. Asumió como tutora la conducción de las tesis de varios diplomantes, tal es el caso de Alfredo O´ Farrill Pacheco y Arelys Savón Beltrán, egresados del primer grupo de licenciados de este perfil en la hoy Universidad de las Artes. También por varios años fue miembro de la Comisión de Carrera de la Facultad de Artes Escénicas.

A partir de la conformación del Plan de Estudio “D” de la Carrera de Arte Danzario en el 2011, se incluyó la “Técnica del folclore” como parte de los contenidos de la asignatura Folclore danzario cubano en el perfil de Danza Folclórica. Como forma de contribuir a la preparación del claustro para la impartición de este conocimiento, el Departamento de Danza Folclórica organizó el curso de postgrado “Metodología para la enseñanza de la danza folclórica: la Técnica yoruba”, dictadas por la profesora Titular Teresa González Martínez, la Dra. C. Bárbara Balbuena Gutiérrez y la Lic. Lidia González la O´, del 4 de octubre al 22 de noviembre de 2010. El posgrado contó con 96 horas totales, 24 lectivas y 72 de trabajo independiente, a modo de clases prácticas, talleres y conferencias como forma de impartir la docencia. Fueron beneficiados con este programa profesores de danza de la Facultad de Arte Danzario, la Escuela Nacional de Danza, la Escuela Provincial de Danza Alejo Carpentier, la Escuela Nacional de Circo y la Escuela Nacional de Instructores de Arte. Esta sería la última participación de Teresa González en actividades artístico-docente antes de su desaparición física.

Durante el período de dirección del CFN por parte de Teresa González Martínez, el Consejo Nacional de Artes Escénicas realizó dos versiones de catálogos para la comercialización y promoción de la producción escénica cubana, sus colectivos y potencial artístico-técnico de más alta calidad. En el apartado dedicado al Conjunto Folkcórico Nacional se apunta sobre su directora:

(…) profesora titular del Instituto Superior de Arte de Cuba, coreógrafa de reconocida trayectoria y directora general del Conjunto, desde hace más de diez años, con una vasta experiencia profesional, tanto docente como artística.[51]

(…) La directora actual del conjunto, Teresa González, ha sido bailarina y coreógrafa y es reconocida como una experimentada pedagoga.[52]

Se impone entonces, a tres años de su desaparición física, rendir homenaje y reconocer una vez más, el legado artístico-pedagógico de Teresa González Martínez a la cultura nacional. Sirva este artículo como tributo de sus eternos discípulos a su amplio quehacer por legitimar a la danza folclórica cubana.

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Nacional de Cultura e Instituto de Etnología y Folklore.

Redondet Sánchez, Yaíma (2005). El grupo folklórico cubano como agrupación

de este carácter antes del triunfo de la Revolución. Tesis de Licenciatura. Carrera de Arte Danzario. Facultad de Arte Danzario. Universidad de las Artes. ISA. La Habana.

[1] Martha Blanco: Subdirectora fundadora del Grupo Folklórico Cubano (1951-61). Profesora y coreógrafa de Danza folklóricas cubanas, europeas y Latinoamericanas. Directora de la Escuela de Instructores de Arte (1962-1963). Primera directora y fundadora del CFNC (1962-64).

[2] Graciela Chao Carbonero: Profesora Titular de la Universidad de las Artes. Fundadora de la ENA, la EIA y la Facultad de Arte Danzario del ISA. Bailarina del GFC y del CFNC. Entrevista realizada el 26 de enero de 2021.

[3] Ricardo G. Santacruz: Cantante, percusionista, informante, profesor del CFNC y de Danza Contemporánea de Cuba. Fallecido.

[4] Emilio O´ Farrill y Escoto: Demostrador e informante de la música y las danzas cubanas de origen Congo del CFNC. Participó en espectáculos del Teatro Nacional de Cuba y en grabaciones sobre música cubana. Fallecido.

[5] José Oriol Bustamante: Cantante, bailarín e informante de Congo en el CFNC. Participó en espectáculos del Teatro Nacional de Cuba. Fallecido.

[6] Nieves Fresneda: Connotada bailarina solista, demostradora e informante, fundadora del CFNC. Se destacó por su interpretación como solista de la danza de Yemayá. Perteneció al grupo de folclore del Teatro Nacional de Cuba. Fallecida.

[7] Manuela Alonso Valdés: Bailarina solista, cantante, demostradora e informante fundadora del CFNC.

[8] Luisa Barroso: Bailarina solista, cantante, fundadora del CFNC.

[9] Guido González del Valle: Bailarín de Danza Moderna. Destacado profesor cubano de danza moderna, especialmente de la técnica de Martha Graham.

[10] Rodolfo Reyes Cortés: Bailarín de Danza Moderna. Profesor y coreógrafo mexicano, fundador del CFNC.

[11] Elsi Arminda Cota Ramos: Docente, coreógrafa e investigadora mexicana. Creadora de un método de notación para la danza folkcórica en México. Ha publicado varios libros sobre danza folclórica en México, Cuba y España. Ha impartido varios cursos en la ENA, EIA y grupos folclóricos de La Habana (1962, 1987, 1996) y Villa Clara (1987).

[12] Tamara de Méreson: Profesora y bailarina argentina de danzas folclóricas rioplatenses.

[13] Colombia Moya: Profesora y bailarina colombiana de Danza moderna y Danzas folclóricas colombianas.

[14] Judith Córdova: Pedagoga cubana que colaboró en la conformación y dosificación de los programas de danza en la EIA. Profesora de Didáctica y bailes europeos y Latinoamericanos.

[15] René Castellanos Morente: Pastor Presbiteriano, de Cárdenas, Matanzas. Profesor de danzas folklóricas europeas. Tiene publicado en Cuba dos libros por la Editorial Pueblo y Educación: “Guía de Estudio. Folklore Europeo” (1980) y “Danzas Europeas” (1989).

[16] Testimonio de María Antonia Fernández (Shaina). Bailarina fundadora del GFC (1951-61). Instructora de Arte. Especialista de Danza en la Dirección de Cultura de La Habana. Asesora nacional en la Dirección del Movimiento de Artistas Aficionados. Especialista de Danza y Folclore del Consejo Nacional de la Artes Escénicas del Ministerio de Cultura (1986-1994). Entrevista realizada el 18 de noviembre de 2020.

[17] Graciela Chao Carbonero: Entrevista realizada el 26 de enero de 2021.

[18] María Antonia Fernández (Shaina). Entrevista realizada el 21 de diciembre de 2020.

[19] Testimonio de Teresa González Martínez. Entrevista realizada el 14 de septiembre de 2010.

[20] Teresa González. Entrevista realizada el 14 de septiembre de 2010.

[21] Teresa González. Idem.

[22] Milagros Desdunes: Bailarina y profesora de Técnica del entrenamiento del CFNC.

[23] Eva C. Despaigne Trujillo. Bailarina solista del CFNC. Hoy es directora, bailarina, coreógrafa y profesora de la agrupación femenina folklórica “Obiní Batá”. Entrevista realizada el 3 de octubre de 2020.

[24] Andrés Alén Rodríguez: Pianista, concertista, compositor, pedagogo, arreglista y productor musical. Uno de los pianistas cubanos más prominentes de mediados del siglo XX.

[25] Antonio Pérez: Bailarín-profesor de Danza moderna y folclórica, egresado de la END en 1971. Coreógrafo y Director por muchos años del Ballet Folklórico de Oriente. Hoy es Coreógrafo General de esa compañía.

[26] Zarina López: Bailarina solista jubilada de la hoy Danza Contemporánea de Cuba.

[27] Amalá: Comida predilecta de Changó, a base de harina de maíz, carne de carnero y quimbombó.

[28] Fidel Pajares. Fue bailarín de la hoy Danza Contemporánea de Cuba. Coreógrafo, profesor e investigador de danza.

[29] Olga Espinosa: Bailarina-profesora de Danza moderna y folclórica, egresada de la END en 1971. Profesora de Danza en los Talleres para bailarines del Cabaret Tropicana. Fallecida.

[30] Isabel Blanco: Bailarina y ensayadora de la hoy Danza Contemporánea de Cuba.

[31] Arístides Bringuez: Bailarín-profesor de Danza moderna y folclórica, egresado de la END en 1978. Bailarín de la hoy Danza Contemporánea de Cuba. Hoy Director del Ballet Folclórico de Oriente.

[32] Nancy Díckinson: Bailarina-profesora de Danza moderna y folclórica, egresada de la END en 1978. Bailarina jubilada de “Danza Espiral” de la provincia de Matanzas, Cuba.

[33] Lidia González la Ó: Bailarina-profesora de Danza moderna y folclórica, egresada de la END en 1978. Jeja de Cátedra del Folclore y profesora jubilada de la END.

[34] Luis Roblejo: Bailarín-profesor de Danza moderna y folklórica, egresado de la END en 1978. Bailarín y maitre de Danza Contemporánea de Cuba.

[35] Tomás González: Dramaturgo y actor del grupo “Los doce”. Profesor de Dramaturgia de la END desde su fundación en 1965. Fallecido.

[36] Eva C. Despaigne Trujillo. Entrevista realizada el 3 de octubre de 2020.

[37] Manolo Micler: Bailarín, Regisseur y Coreógrafo principal del CFNC. Director actual del CFNC.

[38] Mirta Ocanto: Profesora de Técnica de entrenamiento y Bailarina solista del CFNC. Fallecida.

[39] Domingo Pao: Profesor y Primer bailarín jubilado del CFNC.

[40] Julián Villa: Profesor y Solista principal del CFNC. Fallecido.

[41] Eva C. Despaigne Trujillo. Entrevista realizada el 3 de octubre de 2020.

[42] Miriam Dueñas: Diseñadora de Teatro y del Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficas (ICAIC).Fallecida.

[43] Gregorio Hernández (el Goyo): Bailarín y cantante del CFN. Profesor de percusión folclórica del Instituto Superior de Arte. Fallecido.

[44] Juan de Dios Ramos: Bailarín y coreógrafo del CFNC. Fundador y Director de la Compañía Raíces Profundas. Fallecido.

[45] Julia Fernández: Bailarina, profesora y actualmente regisseur del CFN.

[46] Testimonio de Daisy Villalejo Pérez. Bailarina solista jubilada del CFNC, actualmente Subdirectora Artística del Centro de Danza de La Habana.

[47] Alfredo Humberto O´ Farrill Pacheco: Primer Bailarín, jubilado del CFNC. Hoy jefe del Dpto. de Danza Folclórica y profesor de la Facultad de Arte Danzario de la Universidad de las Artes. Entrevista realizada el 1ro de diciembre de 2020.

[48] Arelis Savón Beltrán: Bailarina solista jubilada del CFNC.

[49] Daisy Villalejo Pérez. Entrevista realizada el 15 de diciembre de 2020.

[50] Daisy Villalejo Pérez. Entrevista realizada el 15 de diciembre de 2020.

[51] Catálogo del Consejo Nacional de las Artes Escénicas. S/F. Primera versión.

[52] Catálogo del Consejo Nacional de las Artes Escénicas. S/F. Segunda versión.

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