Toda la Danza

Notas sobre la Didáctica General y su aplicación en la enseñanza del ballet en la Escuela Cubana (1) (Fragmentos)

Por Silvia María Rodríguez Pérez y Freya María Ferrer Beyrie

La enseñanza problémica es un método pedagógico contemporáneo que aporta resultados positivos en el desarrollo del hombre nuevo, y es uno de los métodos más importantes para motivar y elevar la actividad cognoscitiva y práctica de los alumnos.

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Foto: Archivo del Centro de Documenación de las Artes Escénicas María Lastayo

En la Escuela Cubana de Ballet tenemos como premisa que los alumnos lleven a la práctica no sólo la simple reproducción de lo estudiado, no la repetición de lo ya aprendido, sino también la producción de algún tipo de cambio en su contenido o en la forma de operar con él. Por esto, además de que la clase de Ballet sea una actividad creadora, de que el profesor sea creativo, también se aspira, y es nuestro mayor propósito, que el alumno también sea productivo, creador, en la actividad que realiza. Es por eso que expresamos que el planteamiento de problemas es una condición indispensable para estimular el pensamiento de los alumnos. Hacer reflexionar al alumno para la búsqueda de soluciones debe ser una de nuestras mayores aspiraciones, que no exista formalismo en nuestro trabajo docente.

El desarrollo de la imaginación también la consideramos importantísima para la formación de un artista.

La imaginación en los primeros años de escolaridad del niño se caracteriza por ser muy viva. En esta etapa el control de su mente no está muy desarrollado. Vemos que influyen en ellos la fantasía debido a que se combinan las imaginaciones con ideas memorizadas y que ellos no la relacionan con la realidad, que trae como consecuencia un conflicto entre esa imaginación y la realidad, lo que puede causar atraso en la asimilación de los conocimientos. Esta etapa debe superarse con el desarrollo del pensamiento.

La imaginación siempre debe estar relacionada con la realidad. Con la fantasía los niños poseen la habilidad de reproducir ideas y esto es importante, porque posibilita que el alumno asimile ciertos conocimientos, sin necesidad de observar directamente los fenómenos de que se trate en un momento determinado.

Pero no se trata sólo de desarrollar la habilidad de imaginarse lo que el maestro explica, sino que también hay que desarrollar la imaginación creadora.

Coadyuva a la imaginación creadora la literatura de ficción, las descripciones de viajes, de leyendas, la asistencia a cines, teatros, funciones de ballet, visitas a museos, talleres coreográficos, visitas a fábricas y otros centros productivos, etc., donde el alumno se enfrente a la realidad del mundo circundante y pueda materializar sobre esa base su propia imaginación.

Así, la imaginación reproductora y la imaginación creadora adquieren una amplitud intelectual en el alumno que le permite un mayor desarrollo de sus capacidades.

Pero el maestro al tener como premisa de trabajo el éxito en los objetivos que se ha trazado con su grupo, en la consolidación de los conocimientos y las capacidades físicas e intelectuales con sus educandos, necesita conocer las particularidades de la memoria para poder analizar el método correcto que permita desarrollar en ellos las habilidades de memorización y de la reproducción de ideas.

La memoria es el recuerdo, conservación y posterior reproducción de la experiencia del hombre.

Atendiendo al carácter de la actividad psíquica que predomina en el hombre, la memoria puede ser: motora, emocional, imaginativa y lógico-verbal.

La memoria motora es la recordación, retención y reproducción de los movimientos. Esta memoria sirve de base para la formación de diferentes hábitos prácticos y laborales como los de marchar, de escribir, de bailar, de ejecutar una combinación de pasos en el ballet, etc. Una buena memoria motriz significa la destreza del hombre en una actividad específica, por lo que es importante su desarrollo para el estudiante de ballet.

La memoria emocional es la de los sentimientos. Las emociones nos indican cómo se satisfacen nuestras necesidades, nuestros intereses, de qué forma se llevan a cabo nuestras relaciones con el medio que nos rodea. Por eso este tipo de memoria tiene mucha importancia en la actividad del artista donde los sentimientos que este experimenta deben ser reflejados al público para quien trabaja. Ellos se retienen o conservan en la memoria incitando a la acción posteriormente.

La memoria imaginativa es la memoria de las ideas, las representaciones, para los sonidos, olores, gustos. Esta memoria se desarrolla de forma particular en los artistas o en los catadores de bebidas, de perfumes, o en personas que tienen que sustituir algún tipo de memoria deficiente desarrollando más otros como en el caso de los ciegos o sordos.

La memoria lógico-verbal son nuestros pensamientos, nuestras ideas. Como ellas no existen independientes del lenguaje es por lo que lleva el nombre de lógico-verbal. Las ideas pueden ser manifestadas en diferentes formas del lenguaje. Apoyándose en el desarrollo de los otros tipos de memorias, esta deviene rectora y de su desarrollo depende el desarrollo de los otros tipos de memorias. A ella corresponde el papel rector de la asimilación de los conocimientos durante el aprendizaje.

La memoria de los alumnos en los primeros años de Ballet está dada por un proceso reproductivo, aunque por lo general, de acuerdo a este tipo de enseñanza donde el alumno tiene que reproducir constantemente en la práctica la demostración que le ha hecho el profesor, esto se manifiesta de forma predominante también en etapas superiores, cuestión de que deben ir resolviendo con el desarrollo del pensamiento abstracto según vayan creciendo.

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Foto: Archivo del Centro de Documenación de las Artes Escénicas María Lastayo

En los primeros años el contenido que se les proporciona en la asignatura de Ballet como actividad práctica la memorizan con facilidad aunque de forma aislada, entendiendo bien el aspecto de las sensaciones si se les trabaja sistemáticamente en ella, como la sensación de una buena colocación, de un buen punteo y otras. Pero la memoria lógico-verbal si no se relaciona con la actividad práctica se memoriza con muchas dificultades. Es por ello que el maestro de los primeros años de Ballet se debe apoyar para la consolidación de los conocimientos y para el desarrollo de la memoria en la comprensión directa y en la actividad práctica repetitiva, pero evitando el formalismo, o sea, repetir por repetir el ejercicio. Estos alumnos memorizan con facilidad muchos fenómenos, pero como lo hacen de forma aislada su memoria es mecánica y repiten los ejercicios sin esfuerzos intelectuales especiales. Esta característica trae consecuencias negativas para el Ballet pues el alumno al repetir el ejercicio, si no ha comprendido bien, puede aparecer con un conocimiento del paso o ejercicio que en realidad no tiene debido a que no ha comprendido conscientemente el mismo, sus características, su esencia.

Para dirigir la memorización y reproducción de ejercicio hacia la memoria lógico-verbal hay que presentarles las explicaciones y las demostraciones claramente; el ejercicio por parte y luego que lo expliquen ellos; posteriormente deben ejecutarlo como un todo. Si se observa que ha sido ejecutado con deficiencias, se analiza conjuntamente con los alumnos lo que pudo haber decidido en ello y luego repetirlo para que vayan concientizando las particularidades del paso o combinación de pasos, y vayan erradicando la dificultad de ejecutar los enlaces de cada una de las partes teniendo en cuenta las características, objetivos a lograr, etcétera.

La memorización mecánica nos permite conocer que la opacidad oral se encuentra deficiente, por eso hay que hacer hablar a los alumnos con sus propias palabras con el objetivo de que desarrollen su vocabulario y puedan reflexionar, pensar, para una respuesta activa de lo que aprendió.

La educación en este aspecto permite que el alumno llegue a obtener una memorización con sentido, racional, desde el momento que tiene que forzar su pensamiento. Con el desarrollo del lenguaje y del pensamiento, tendrá que desarrollar la memoria lógica-verbal.

Cuando los alumnos lleguen a entender que en la repetición lógica se resuelve la elevación de la calidad técnica, ellos mismos irán tomando conciencia de su importancia, valorando independientemente y de forma cada vez más profunda el producto de su actividad.

Por otra parte el desarrollo de los sentimientos, de las convicciones, la voluntad y el carácter en los alumnos de Ballet es de vital importancia para su formación como ciudadano, como artista.

Los sentimientos son las experiencias de una persona con relación a las cosas y manifestaciones del mundo que lo rodea, con las otras personas y consigo mismo.

Dicha experiencia con lo que le rodea, con lo que observa, puede ser o no positiva. Esto se manifiesta en su forma de actuar. El desarrollo de los sentimientos en los niños está muy vinculado con la adquisición de conocimientos. Según vaya adentrándose en los diferentes campos de la vida, sus sentimientos se irán ordenando en sentimientos intelectuales, morales, estéticos, etc. Pero el maestro debe estar claro en que si necesita hacer brotar determinados sentimientos en sus alumnos durante la clase, no debe sobrecargarlos con un trabajo mental extremo ya que ello dificultaría la actividad.

En los niños y adolescentes se manifiestan mucho los sentimientos de amor, de amistad, de celos, de alegría, de tristeza. Para llegar a enriquecer los sentimientos positivos en los alumnos deben presentarse los estímulos en el proceso de aprendizaje en forma directa, relacionándolos con los sentimientos ya conocidos, ya experimentados, para evitar una acumulación de nuevos estímulos de forma mecánica, fría. Por esto es tan necesario que los alumnos se relacionen con la actividad de la comunidad, que conozcan la labor de los obreros en las fábricas, en la agricultura, la de los artistas, y puedan luego representar con sus movimientos los sentimientos que emanan de las experiencias que van adquiriendo. El estímulo de los sentimientos es el comienzo del trabajo, porque este es un proceso en desarrollo. Para ello el maestro no debe circunscribirse sólo a la instrucción, sino también a la educación en el aprendizaje en el sentido más amplio de la palabra, por eso debe tener en cuenta que los sentimientos proporcionan energías en el aprendizaje de sus alumnos, son como un motor impulsor que posibilita una actuación útil hacia ellos mismos y hacia la sociedad.

Las convicciones consisten en lograr que los alumnos puedan llegar a convencer de la realidad de lo que se le plantea. Por eso es tan importante que el maestro pueda organizar y orientar el proceso del aprendizaje sobre la base de ellas.

Para el desarrollo de las convicciones es fundamental la actividad práctica sistemática, porque ella posibilita los conocimientos productivos, es decir, permite que los conocimientos se asimilen conscientemente y de forma creadora, elevándose la calidad del rendimiento técnico en la danza académica.

Cuando el alumno aplica y comprueba sus conocimientos, es capaz de verificar si se ha comprendido realmente el contenido que se le ha impartido, y cuando esto se logra va sintiéndose más seguro de sí mismo. Esta seguridad hacia sus posibilidades los maestros deben ayudar a desarrollarla pues ella tiene una importancia de primer orden en la enseñanza del Ballet, porque de esta manera el alumno puede enfrentar todas las situaciones que se le presentan en su carrera con mayor confianza, pueden enfrentar una prueba evaluativa, un examen de Pase de Nivel, un concurso, seguro de su éxito. A su vez, esa seguridad en sí mismo permite que el alumno avance en su aprendizaje con mayor rapidez. La convicción es imposible desarrollarla sin la adquisición de conocimientos.

La comprensión del alumno debe llegar a ser convicción, y esto se logra mediante el trabajo mental crítico e independiente, por lo que la comprensión debe ser consciente, correcta, comprobada en la práctica y relacionada con los sentimientos y con la voluntad. Las convicciones se van desarrollando poco a poco, porque al principio los niños no tienen aún los suficientes conocimientos para una convicción firme de lo que le rodea, para una opinión personal basada en pensamientos y experiencias personales es cuando se vuelven más críticos, más analíticos, adquiriendo entonces y cada vez más profundamente opiniones e ideas propias, independientes.

Las convicciones son de gran valor para la adquisición de conocimientos y para la formación de la personalidad del alumno. Las convicciones deben ponerse de manifiesto no sólo dentro de la clase de Ballet con respecto a la parte técnica o artística, sino también fuera de ella, en el comportamiento diario de la vida del alumno, para que responda la formación del mismo, integralmente, a los objetivos de una educación armónicamente desarrollada.

La voluntad se posee cuando el hombre se fija conscientemente una meta, cuando es capaz de dirigir su temperamento, sus habilidades, sus destrezas, sus sentimientos, así como de dirigir sus conocimientos durante una acción determinada por medio de esfuerzos psíquicos controlándolos para conducirlos al éxito.

La voluntad se desarrolla durante la actividad para la que se necesita y presupone la superación de dificultades y obstáculos. El profesor de Ballet debe trabajar sobre la base de formar en sus alumnos una voluntad firme porque es imprescindible para el desarrollo técnico-artístico del futuro bailarín, ya que esta carrera necesita no sólo del deseo de serlo, sino también de tesón, de la constancia, de la persistencia, para poder alcanzar la meta propuesta debido a la complejidad de todos los factores que deben ponerse en juego en la personalidad del alumno desde el punto de vista físico, intelectual, etcétera.

A medida que sus alumnos van creciendo, los maestros deben exigir de ellos esfuerzos superiores de la voluntad para permitir su desarrollo. El estímulo para que el hombre actúe proviene de los intereses, de las convicciones, de las exigencias, de las necesidades del organismo. Cualquier acción de la voluntad debe estar dirigida por la conciencia, por los conocimientos adquiridos y por las experiencias.

El carácter se desarrolla en una persona cuando se forma en ella el modo de su comportamiento ante diferentes situaciones de la vida. El carácter no es una cualidad innata, sino que se desarrolla igual que otras particularidades psíquicas en la actividad del ser humano, y sus rasgos pueden ser positivos, como la sensibilidad, veracidad, sociabilidad; o negativos, como el individualismo, la falsedad, agresividad, etcétera.

La actitud del maestro, su lenguaje afable, sus reacciones, sus gestos, su presencia personal, es decir, su comportamiento en todas las esferas de la vida de forma positiva, ayuda al desarrollo de las particularidades positivas del carácter en sus alumnos.

Lo primero y más importante en las particularidades del carácter son los intereses, las convicciones y las perspectivas del hombre, así como los ideales y la voluntad.

Por eso es de gran valor que todo maestro de Ballet conozca estas particularidades, la relación estrecha que existe entre ellas, cómo desarrollarlas, reforzando las particularidades positivas y eliminando las particularidades negativas, pues es muy importante para la vida del futuro bailarín, no sólo para su desarrollo técnico sino también para su desenvolvimiento primero como estudiantes y luego como profesionales.

La vida en colectivo dentro de la escuela, el ejemplo positivo del profesor o de un alumno, ejerce una influencia de mucho valor en la formación del carácter si se lleva a cabo con tacto y bien dirigida, posibilitando que piensen y actúen siempre con un sentido colectivista, educando la conciencia de sus alumnos junto a los hábitos correctos de comportamiento.

( 1 ) Presentado en el I Encuentro Latinoamericano de Enseñanza Artística, 1986

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