Toda la Danza

La obra fundacional de Luis de los Ángeles Vázquez Pradera en el arte danzario folclórico de Villa Clara

Por Bárbara Balbuena Gutiérrez

Durante los incontables viajes a la provincia de Villa Clara, ya sea como invitada al evento “Fiesta de la Danza”, a encuentros metodológicos o festivales de aficionados propiciados por el Consejo Nacional de Casas de Cultura, a modo de miembro del tribunal para los exámenes de ingreso en la fundación del perfil de Danza Folclórica de la Escuela Profesional de Arte “Samuel Feijoo”, o para la realización de trabajos de campo investigativo; tuve el privilegio de conocer, aprender y compartir conocimientos con Luis de los Ángeles Vázquez Pradera (1942-2008), personalidad artística del cual la cultura villaclareña es deudora.

Natural del municipio de Manicaragua, Luis A. Vázquez comienza su vida artística como bailarín aficionado, formando parte de grupos artísticos de instituciones privadas existentes en su localidad, contaba entonces con quince años. En 1959 emprende un período de oportunidades para desarrollarse como artista, a partir de la revolución cultural en el que estuvo implicado todo el país.

Luis Vazquez. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Luis Vázquez. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Luis A. Vázquez se incorpora de lleno a la vida cultural del país en la década del 60, a partir de su vinculación con la creación del Consejo Nacional de Cultura, en tanto director de divulgación durante los dos primeros años de este período, y trabajó en la instauración de las brigadas artísticas “Arte de Combate” durante la Crisis de Octubre. Por esa misma vía formó parte de la Comisión Organizadora del Primer Congreso Nacional de Cultura (La Habana, 1962) participando como delegado de Las Villas. También actúa en la Gala Nacional del IV Congreso Latinoamericano de Estudiantes (OCLAE) como bailarín del Conjunto Folclórico de la Universidad Central de Las Villas. En este espectáculo, Ramiro Guerra estuvo al frente como asesor del elenco y Luis bajo su conducción encarnó el personaje de Ogún en la coreografía presentada.

Aunque comienza su ardua labor como parte del Movimiento de Artistas Aficionados desde 1964, no es hasta 1967 que alcanza su anhelado título de Instructor de Arte, luego de transitar por varios cursos especializados con los más connotados profesores que en ese momento constituían la vanguardia del arte danzario. Entre las principales asignaturas estaban: Técnica de folclor, impartida por Inés Marchena; Técnica de la Danza Moderna, con Lorna Burdsall; Composición Coreográfica, ofrecida por Elfrida Mahler; Bailes Internacionales, con Graciela Chao; y Apreciación de la Danza, bajo la guía de Ramiro Guerra.

Por motivo del otorgamiento del 1er. Premio en Bailes Latinoamericanos, con la obra “Los Quetzales”, presentada en el Festival Nacional de Aficionados de las FAR; el periodista Raúl Cabrera Cruz le realizó una entrevista a Luis Vázquez publicada en el Periódico Vanguardia, el 26 de junio de 1983. A la interrogante ¿Cómo te hiciste instructor? argumentaba que:

La celebración de aquellos primeros festivales de aficionados creó la necesidad de formar instructores en cursos emergentes para atender todo el trabajo que se imponía realizar. Fui seleccionado para un curso nacional y a la vuelta de un tiempo me vi envuelto en la creación del Conjunto Folclórico de Santa Clara, al frente del cual logramos muchos éxitos durante seis años”. (Cabrera, 1983: s/f)

Luis Vázquez realiza su primera obra artística fundacional dentro del Movimiento de artistas aficionados al crear el Conjunto Folclórico de Santa Clara (CFSC) en 1967, el cual dirige durante seis años sin abandonar su vínculo como asesor y coreógrafo que sostiene hasta 1979. Durante este lapso compone varias coreografías para su amplio repertorio, entre las que se encuentran Bailes y cantos yoruba, Rumba, Comparsas de Santa Clara (1969), Las dos aguas, Cantos y bailes a Babalú Ayé, Cuentos y bailes a Oyá (1970), Los Guerreros, El maleficio de Oggún (1972) y Elegía Yoruba (1976).

Archivo del Centro de Documenación de las Artes Escénicas María Lastayo

Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

En su quehacer coreográfico es posible advertir un amplio diapasón en cuanto a vertientes de la danza folclórica utilizadas, ya sean cubanas o latinoamericanas. Sin embargo, abundan los temas relacionados con las danzas de matriz africana, fundamentalmente las pertenecientes a la Regla de Ocha o Santería. Sobre este particular comentaba en la entrevista ya citada del año 1983:

Como sabes soy un amante incondicional del folclor negro de Cuba y siempre me agrada trabajar en el montaje de esa temática. De ahí que recuerde con pasión “Cuentos y bailes de Oyá”, que monté con el Conjunto Folclórico de Santa Clara. También me gusta mucho “Salón cubano” que tengo con el grupo “26 de junio” y “Los Quetzales”, que han sido 12 danzas con la que he experimentado en todos los niveles de mi trabajo como instructor, es decir, con grupos infantiles, jóvenes, y miembros del MININT y las FAR. (Cabrera, 1983: s/f)

Otra característica de su quehacer artístico general era su capacidad de realizar diversos roles creativos a partir de desempeñarse como director, coreógrafo, diseñador de vestuario, maquillista, utilero o tramoyista, así como la realización de accesorios escénicos; pues para Luis Vázquez “un instructor tiene que saber de todo un poquito. Todos estos conocimientos y algunas facilidades que tengo para las artes plásticas, me han posibilitado crear vestuarios y coreografías para mis propias danzas, lo que hace más fácil el trabajo”. (Cabrera, 1983: s/f)

Luis Vázquez Pradera se desempeñó como coreógrafo y asesor folclórico de la agrupación danzaria representativa de la Universidad Central de las Villas para el que realizó las obras Estampas europeas, Carnavalito y Las Igüiris. También asesora trabajos de postgrados, de curso y de diploma a estudiantes de este centro docente relacionados con la cultura popular tradicional. Más adelante, en 1977, en colaboración con el conjunto danzario de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) monta el espectáculo Suite mexicana y, como colofón dentro del movimiento de artistas aficionados, funda en 1983 el Conjunto Artístico del MININT para el que realiza las obras Salón Cubano, Los Quetzales y Mosaico cubano.

Luego de evidenciar su capacidad creativa y la pasión por el trabajo realizado a favor de enaltecer los valores de la cultura popular local, le es asignada la dirección artística del carnaval de Santa Clara, la cual sostiene con éxito durante 40 años (1967-2007). Este nexo con la organización de la festividad tradicional más importante del territorio, le permitió vincularse de lleno con la comunidad en general y con los grupos de portadores culturales de toda la provincia, nutriéndose de su savia e interactuando en plena complicidad con las necesidades espirituales del pueblo, tanto desde las expresiones musicales y danzarias, como de las artes visuales y teatrales más autóctonas.

Durante 20 años (1978-1998) fue el Director artístico del teatro La Caridad de Santa Clara, arduo trabajo que alternó con su amor por el arte danzario. Aquí dirige infinidad de espectáculos de las artes escénicas y de la música, así como galas artísticas y veladas conmemorativas. Esta experiencia le aportó un conocimiento profundo de los componentes de la escena (escenografía, vestuario y luces), o sea del diseño teatral; lo cual propició desde la práctica su preparación como profesor de Escenografía, asignatura que impartió por años en el Centro de Superación provincial y en la Escuela de Instructores de Arte. Igualmente, ese saber fue revertido en la manera de conducir las agrupaciones danzarias que creó y en el montaje de los espectáculos, coreografías y eventos artísticos en general. Sentía una singular preferencia por el encargo de solucionar los problemas relacionados con el logro de una óptima comunicación entre la escena y el espectador, predilección que se verifica en su propia afirmación: “Sin lugar a dudas, la dirección artística es lo más que me agrada del espectáculo, porque le brinda a uno la oportunidad de verlo todo en su conjunto” (Cabrera, 1983: s/f)

Como parte de su labor docente, interviene en varios procesos formativos de la provincia desde la década del 70, tal es el caso del “Seminario de bailes folclóricos para instructores y monitores de danza” (1976); la impartición de clases de Historia de la danza, Bailes Folclóricos Cubanos, Bailes Folclóricos Latinoamericanos y Escenografía en la EPIA; y Apreciación de la Danza y Escenografía en el Centro de Superación para la Cultura. Ya en la década de los 80 y como consecuencia de sus resultados en la formación de profesores e instructores en el subsistema de enseñanza artística, ocupa el cargo de subdirector de danza en la Escuela Provincial de Instructores de Arte (1984), conocida como “La Minerva”.

Compañía Oché. Archivo del Centro de Documenación de las Artes Escénicas María Lastayo

Compañía Oché. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Otras coreografías creadas por Luis Vázquez para la presentación de sus estudiantes en los Festivales de Escuelas de Instructores de Arte están Jardinero Francés, Habanera mía (Premio a la creación de la letra y música) e “Iyá Babá Jecua” (3 Premios al vestuario de las obras), “Babalú Ayé”, “La Mariposa Blanca”, “Jarabe de la botella”, “Inaomi”, “Estampas Europeas”, “Fiesta guajira”, “Fantasía europea”, “Huapango” y “Mosaico Cubano”. Se pueden contar en total dos Grandes Premios en los Festivales de Danza del MININT, veintitrés Primeros Premios y cuatro Segundos Premios en diferentes eventos, concursos y festivales artísticos.

Luís Vázquez Pradera sentía la necesidad de superarse constantemente en pos de alcanzar la calidad de la enseñanza y su quehacer creativo e investigativo. A partir de 1986 recibe diferentes cursos de superación profesional con profesores de reconocimiento nacional e internacional en La Habana: Bailes mexicanos, con Elsie Cota Ramos; Historia Universal de la Danza, con María del Carmen Rodríguez; Bailes Yorubas, con Ana Luisa Cáceres; y Elementos de Investigación, con Argeliers León.

La investigación centrada en las tradiciones culturales fue uno de sus trabajos más fructíferos, el cual interiorizó como una tarea imprescindible para su labor artístico-pedagógica y de respeto a los valores patrimoniales de la provincia. Estuvo involucrado en el proceso investigativo para la conformación del Atlas de la Cultura Popular Tradicional Cubana, específicamente en el apartado de fiestas, música y danzas. Proyectó eventos en distintos certámenes auspiciados por el Ministerio de Cultura y, en el año 1992, ofrece un ciclo de conferencias sobre estos resultados investigativos en la Biblioteca Provincial de la Ciudad de Santa Clara “José Martí”, donde se atesoran gran parte de las ponencias realizadas por Luis Vázquez Pradera:, tales como Los trajes de la santería (1997), El trabajo danzario en el MININT (1998), La labor social del Instructor de Arte (1998), Los collares de Santería (1999), Los Ilé de Ocha o Casa Templos en Santa Clara (2000), Toques de güiro y bailes de Santería en Santa Clara (2002), La enseñanza de los bailes Folclóricos (2002), y El ñangareo, ceremonia de la santería (S/F).

En 1991 forma parte importante del claustro de profesores encargados de la creación de la especialidad de danza en la Escuela Vocacional de Arte “Olga Alonso”, y un año más tarde junto a este colectivo docente funda la Escuela Profesional de Arte “Samuel Feijoó” de Villa Clara. Entonces fungió como Director de esta especialidad a la vez que impartía las asignaturas de Historia de la Danza, Historia del Folclor Danzario Cubano y Folclor internacional, latinoamericano y cubano; asesoró como tutor innumerables trabajos de diploma de los estudiantes, presentó al Concurso de la UNEAC a varios de sus discípulos y ofrecía clases de folclor cubano en encuentros metodológicos al personal docente.

Como una forma de activar la práctica artístico-pedagógica de los profesores, estudiantes y músicos de la cátedra de Danza Folclórica en la comunidad, Luis crea en 1993 el “Taller Folclórico”, agrupación que también cumplió el objetivo de promover el trabajo formativo de la EPA y los valores de los diferentes géneros músico-danzarios tradicionales representativos de la provincia. El conjunto igualmente ofrecía conferencias ilustradas y cursos sobre los más variados temas del folclor cubano. El repertorio se nutrió de los procesos de investigación-creación colectiva de los integrantes y obras de su principal coreógrafo y director. A dos años de este trabajo Luis Vázquez Pradera solicita la evaluación profesional del grupo y como recompensa a los resultados artísticos, el 30 de abril de 1995 en el reconocido parque “Las Arcadas” de la ciudad de Santa Clara, se profesionaliza legalmente pasando a formar parte del Consejo Provincial de las Artes Escénicas.

Ahora con el nombre de Conjunto Folclórico Oché y bajo la dirección general y artística de Luis Vázquez Pradera, la agrupación ocupa un lugar significativo en el trabajo cultural de la provincia, pues constituyó la primera compañía profesional de este perfil danzario y la más importante obra fundacional de su creador. Los mejores graduados de danza folclórica de la EPA configuraron la cantera de bailarines de la compañía, así como un espacio idóneo para que los estudiantes realizaran su práctica pre-profesional. Los espectáculos ofrecidos al público incluían la mayoría de los géneros músico-danzarios cubanos de ascendencia hispánica, africana y francohaitiana, así mismo los de carácter religioso y laico.

El nombre de “Oché” fue adjudicado a la agrupación por el fundador a partir de su significado simbólico y plural dentro de la lengua ritual de la Santería. Denota el cinco, número representativo de Ochún, divinidad dueña del río, la miel, el amor, la belleza y los metales amarillos, que igualmente es su color emblemático. Este hecho corresponde al ideal religioso de Luis Vázquez Pradera pues desde 1969 se consagró en Regla de Ocha con Ochún como oricha tutelar, adquiriendo el nombre religioso de “Olochún de”. Por otro lado, Oché también enuncia el hacha bipende de Changó, que representa la justicia de dos filos; esta deidad es el dueño de la música celestial, las fiestas y la danza. Otro simbolismo implícito de “Oché” es su correspondencia con un odu (letra o signo 5) del sistema predictivo-interpretativo del dilogún (los caracoles o cauris); entre los refranes tradicionales que lo encabeza está “El que persevera triunfa”.

La compañía en su fundación estuvo conformada por 15 bailarines, 8 músicos y un sexteto musical llamado Ácana. El colectivo, durante la dirección de Luis Vázquez, presentó sus espectáculos artísticos en las principales ciudades del país y en giras internacionales a diferentes países latinoamericanos como Colombia (1996), Martinica (1998), Venezuela (1999) y Ecuador (2008). Luego de la desaparición física de su fundador, ocurrida el 31 de marzo de 2008, la agrupación ha continuado su quehacer artístico hasta hoy bajo la dirección de uno de sus discípulos, Víctor Miranda Castellón.

Entre los principales espacios donde la Compañía Folclórica Oché presentaba sus espectáculos estaban La Fiesta de la Danza, evento nacional donde el director de la agrupación intervino como parte del comité organizador desde 1992; los “Encuentros de la Rumba” en la Casa de la Cultura “Juan Marinello”, proyecto creado por Luis Vázquez con el fin de reunir a los más connotados rumberos de la provincia y reedificar el gusto por este género en Villa Clara; y en el complejo cultural “El mejunje”, en el cual Luis creó una peña que se activaba los segundos sábados de cada mes.

Compañía Oché. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

Compañía Oché. Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas María Lastayo

La peña de El mejunje contenía un programa didáctico que incluía las demostraciones danzarias folclóricas de “Oché” integrada a otras expresiones artísticas y diálogos con el público, a partir de contar historias tradicionales plagadas de sabidurías, consejos y enseñanzas. Los espectadores formaban parte del espectáculo jugando un papel protagónico en el mismo. En este espacio se realizaba igualmente todos los años el Tambor por la Paz, el 13 de agosto en conmemoración al cumpleaños de Fidel Castro Ruz.

Yadira Zequeira Reyes, quien fue bailarina de la Compañía Folclórica Oché y discípula de este artista durante su formación como bailarina profesora de danza folclórica, considera que “Ibú Aña” es una de las obras más representativas de la agrupación que aún se mantiene en repertorio. Esta fue creada y dedicada a Luis Vázquez Pradera por Víctor Miranda, su actual director, en la medida que interviene el oricha tutelar del maestro y los toques de güiro, como una de las festividades de la Regla de Ocha más representativas de Villa Clara. El vestuario de la solista fue diseñado por el propio homenajeado.

Ibú Añaes Ochún, la diosa del amor, la coquetería, la belleza y la riqueza. En su camino como Ibú Añá se apasiona por el baile: ríe, se baña en las aguas dulces de los arroyos y se engalana para asistir a la fiesta donde los tambores Batá y el Chequeré la invitan al goce supremo de la vida. La obra representa la unión del Güiro y el tambor Batá, tiene un campo amplio para utilizar otro tipo de instrumento como es el violín, posee cantos regionales y otros que se conocen a nivel nacional. Es una obra que caracteriza mucho a la compañía. (Zequeira, 2014: 38)

Luis Vázquez realizó una productiva labor profesional como promotor cultural, instructor de arte, profesor, investigador y director artístico, dedicando su mayor esfuerzo a la defensa y valorización del patrimonio danzario folclórico. Los disímiles elogios, premios y condecoraciones recibidas a lo largo de su carrera, muestran el reconocimiento social que alcanzó en la provincia de Villa Clara: Sello y diploma Colaboración Cultural con la Ciudad y Medalla de la Alfabetización (1980), Medalla Vanguardia Nacional del Sindicato de Cultura (1982), Medalla por el aniversario XL de las FAR (1983), Nominado al Premio Nacional de la Enseñanza Artística (1997, 1999) y Premio Provincial de Enseñanza Artística (2002), Sello y Diploma por los 25 años en el Movimiento de Artistas Aficionado y al Mérito Artístico (2000), Premio por el Día Mundial de la Danza en la Ciudad de Cienfuegos (2002), Premio Provincial de Danza del CPAE de Cienfuegos (2003), Distinción por la Cultura Nacional y Medalla de Hazaña Laboral (2007). Le fueron realizados dos actos de homenaje: el primero, del Sectorial Municipal de Cultura de Manicaragua por su vida dedicada a la Danza (2005), y el segundo, propiciado por la Escuela de Instructores de Arte, en reconocimiento a todos los años de labor artística.

El 31 de marzo de 2021 se cumplieron trece años de la desaparición física de Luis de los Ángeles Vázquez Pradera. Sirva este texto como un oportuno homenaje de sus discípulos, colegas y de todo el gremio del arte danzario a su amplia obra fundacional.

Bibliografía

Raúl Cabrera Cruz (1983, junio 26). Luis Vázquez: Un instructor invicto. En

Periódico Vanguardia. Santa Clara, Cuba.

Yadira Zequeira Reyes (2014). Luis de los Ángeles Vázquez Pradera. Su legado

al folclor Villaclareño. Tesis de Licenciatura. Universidad de las Artes, Facultad de Arte Danzario, Departamento de Danza Folclórica. La Habana, Cuba.

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