Por Juan Teodoro Florentino
Ernesto Armiñán Linares bien merece el Premio Nacional de Danza de Cuba. Bailarín, coreógrafo, maestro, investigador, gestor del movimiento de artistas aficionados. Hombre de la danza.
Ernesto Armiñán ha sido un hombre muy trabajador a lo largo de su vida. Ya en 1962 participaba en el Carnaval como coreógrafo y ganaba premio. Su labor con el Movimiento de Artistas Aficionados puede calificarse como extraordinaria, constante, infatigable. Con pioneros, estudiantes miembros de la FEEM y la FEU, EJT, CDR, CTC, montó una gran cantidad de coreografías que fueron premiadas en festivales nacionales. En 1986 comenzó a coreografiar para el Ballet Folclórico Cutumba, agrupación profesional que goza de gran reconocimiento. En 2004 fue el director artístico del Carnaval de Santiago de Cuba, uno de los más espectaculares del país.
Ernesto Armiñán. Foto: Cortesía del autor
Ha desarrollado una metodología con la que ha trabajado consecuentemente durante más de veinte años. Su alegría personal está en el ensayo y en la investigación. Le agrada el trabajo con las improvisaciones, en las que los bailarines aportan su creatividad al espectáculo. Le gusta que muestren interés por lo que bailan. Dedica tiempo a explicar las razones históricas, culturales, étnicas, religiosas y económicas de las danzas en las que trabaja. Es riguroso con la disciplina y la técnica.
Sus montajes pueden ser considerados –siguiendo la propuesta de Ramiro Guerra en su Teatralización del folclore- como de recreación folkcórica. Armiñán jamás se aleja demasiado de la experiencia danzaria puramente folclórica; no desafía, ni transgrede el canon. Crea sus coreografías sin alterar las líneas fundamentales de los patakíes, rituales o leyendas de sustrato africano. Tal cercanía no puede considerarse como una copia del original o, peor, falta de creatividad. Al contrario, tiene, en sí, un reto mayor, el de la conservación de los valores tradicionales y su diálogo con la contemporaneidad.
Le interesa el trabajo de conjunto, los cuadros colectivos, en los que fusiona canto y baile, guiados por un solista. Durante varios años, él realizó este trabajo. Se puede decir que posee una visión naturalista. Trata de tomar fotográficamente la realidad que recrea.
Logró interesantes puestas en los más diversos tonos. Así tiene montajes como Papá Guedé, basado en una leyenda haitiana de sustrato africano, en el tono de comedia, cercano al teatro de relaciones santiaguero por su estructura y sentido social, sus personajes y su crítica desalienante y anticolonial.
En ella, las mujeres cumplen un rol protagónico, al ser las que llevan la acción que, a su vez, es contada/cantada por un solista. Dramatúrgicamente es un logro para el coreógrafo, ya que se complementan el canto, la danza y la representación.
En La fiesta del guamo y el baccím se desarrolla una historia de amor juvenil, en un marco verdaderamente idílico, en el que se mezclan elementos de las culturas aborígenes y las de los africanos esclavizados, con la transculturación como tema de fondo, poco usual, tratado de manera poética por dos elementos simbólicos, el guamo (aborigen) y el bacín (africano).
En la conocida representación de La Tumba Francesa combina tradición y originalidad, improvisación y canon. En sus montajes sobre la tumba francesa, el gagá o la carabalí se exponen los valores representativos de la nación. Logra que los intérpretes lo asimilen como sus propios valores. Son suyas: La caringa y Tradición cubana, ambas de tema campesino.
La coronación del Mayor Machet y Patakín de Oyá están basadas en temas de sustrato africano, dahomeyano y yoruba, respectivamente; y El son de la panadera es una recreación del folclor urbano tradicional.
De la familia Armiñán
El 8 de noviembre de 1949 nace Ernesto Armiñán Linares, el decimotercer hijo del matrimonio entre Juana Linares y Guillermo Armiñán Pérez. Su nacimiento se produjo en la Colonia Española (actualmente Hospital Infantil Sur) pequeño hospital de Santiago de Cuba. Fue de parto natural y fue un niño sano, a pesar de la crítica situación económica de la familia.
Aunque la familia era pobre, siempre los padres se preocuparon por la educación de sus hijos, y es precisamente en la escuela que el triunfo de la Revolución sorprende a Ernesto.
Este cambio radical en la política del país va a constituir un gran punto de giro que elevará más tarde a planos estelares a algunos de los miembros de la familia Armiñán Linares. Esta coyuntura abre las puertas para que todos realicen sus sueños y aspiraciones. Así en 1959 se convoca a una audición para crear la agrupación Cantos, toques y bailes de Oriente.
Desde todos los estratos sociales llegaron interesados para lo que es la primera agrupación folclórica danzaria creada por la Revolución, y que 2 años más tarde se llamaría Conjunto Folclórico de Oriente, grupo que sería la semilla del actual Ballet Folclórico Oriente y del Ballet Folclórico Cutumba; prestigiosas instituciones de nuestro país.
La convocatoria se hace extensiva y llegan entonces los primeros integrantes de la familia de Ernesto: Luis Armiñán (percusionista), Nereida Armiñán (cantante) y Bertha Armiñán (bailarina y cantante).
Es incalculable el impacto que tuvo la creación de este grupo para la familia, y en especial para Ernesto, que más tarde sería cantante, investigador, profesor y coreógrafo. La cercanía con sus hermanos fue el detonante para las aspiraciones del pequeño Ernesto que veía en ellos una fuente inagotable de tradiciones.
Observando todo lo que ellos hacían junto con el coreógrafo principal, el maestro Manuel Ángel Márquez, compartiendo el día a día de dicha agrupación, participando desde afuera como espectador, sintiendo el folclor como parte de su vida, fue creando en sus adentros lo que sería su futuro y aprendió a montar danzas y hacer coreografías.
La fiesta del guamo y de baccim, Ballet Folclórico Cutumba. Foto: Cortesía del autor
Maestro infatigable
Aunque ha trabajado habitualmente con temas folclóricos, ha sabido moverse en el mundo del espectáculo de variedades. Da fe de ello su exitosa superproducción, Viaje al Caribe, en Tropicana-Santiago.
Celebró con éxito, en 1987, el Concurso de Coreografía “Amalia Cué” In Memoriam, con la participación de las agrupaciones danzarías más importantes de Santiago de Cuba y la mayoría de los Instructores de Danza en Santiago participaron con una o más obras.
En 1988 participó en el Simposio Internacional sobre el Hecho Folclórico en La Habana, evento organizado y dirigido por María Antonia Fernández, (Chaina) con la ponencia “La recreación artística a partir de un hecho folclórico.
En 1989 trabajó como coreógrafo asistente en el ballet “Ritos y Consagración de la Primavera” de Jorge Lefebre, el cual tuvo su estreno mundial en el marco del Festival del Caribe en Santiago de Cuba, con el Ballet Folclórico Cutumba.
En 1995 se estrenó la Peña del Tuntún, en la sede del Ballet Folclórico Cutumba, con el objetivo de mantener una programación estable con la compañía, para que el pueblo santiaguero tuviera otra opción cultural los sábados en la noche y los domingos en la mañana. En la Peña él presentaba obras de estreno de pequeños formatos.
Estudió en la Universidad de las Artes ISA, donde en 1995, obtuvo el título de Licenciado en Artes Escénicas. En ese mismo año participa consecutivamente en los festivales Internacionales del BAM (Academia Musical de Brooklyn) y en el Festival Cubano de Philadelfia, en Estados Unidos.
En el 2003 estrenó en espectáculo musical “Santiaguerías Show” en el Hotel Meliá Santiago de Cuba y recibió la carta de invitación para participar en la conferencia Internacional de Técnicos y Especialistas de teatro en Long Beach, California, pero el Gobierno de George Bush le negó la visa.
Ha cooperado como coreógrafo, director artístico, promotor e investigador en eventos locales, provinciales, nacionales e internacionales como son, entre otros: Festival de Arte Popular (Ciego de Ávila); Festival de la Rumba y el Tambor (Matanzas); Wemilere, Festival de Raíces Africanas (La Habana); Festival de la Cultura Caribeña; Máscara de Caoba; MatamoroSon; Semana de la cultura; Festival del Pregón; La Feria del Tivolí; Las noches culturales de la calle Heredia; Festival del Disco en Oriente; Jornada de las Artes Escénicas, UNEAC y Fiesta de la Danza, FIDANZ (Santiago de Cuba).
Ha sido profesor de la E. P. A. José María Heredia, de la Universidad de las Artes; de Ciencias Médicas y de Cultura Física, de Santiago de Cuba; así como Director artístico y coreógrafo del Centro Provincial de la Música Miguel Matamoros, del Ballet Folclórico de Oriente; del Ballet Folclórico Cutumba; de Tropicana-Santiago.
Ha representado a Cuba en Bulgaria, Estados Unidos, Suiza, Francia, España, China, Martinica, Guadalupe, Curazao. Es miembro titular del Comité Internacional de Organizaciones Folclóricas. Además, por su conocimiento y práctica artística en la danza, ha sido designado Presidente de la Cátedra Honorífica de Folclor oriental Manuel Ángel Márquez: danza, tradición y pensamiento, que auspicia la Universidad de las Artes, ISA, filial, Santiago de Cuba.
Ha recibido numerosos lauros:
-Reconocimiento del Ministerio de Cultura por su contribución al Movimiento de artistas aficionados
-Sello por la Extensión Universitaria, 1994
-Distinción por la Cultura Nacional, 1996
-Reconocimiento Centenario Juan Marinello 1998
-Diploma Nicolás Guillén de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, 2003
- Diploma de Reconocimiento por el 45 Aniversario de la Docencia Médica, otorgado por la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, 2006
-Distinción Espejo de Paciencia, otorgada por la Dirección Provincial de Cultura de Camagüey, 2006