Toda la Danza

De Lorna Burdsall a Sola: deconstrucción en primera persona

Por Adolfo Izquierdo

En 1988, Lorna Burdsall ensayaba en su casa un performance con muy pocos recursos: una tela de paracaídas, una lámpara de halógeno y su cuerpo contra la pared. La obra se titulaba Ayer, una pieza que Lorna había creado en 1986, y que repetía con regularidad en el interior de su apartamento para un público muy reducido. Esta vez no había más público que una cámara de video Magnavox, Tomás Brene[1] y yo. Este sería mi primer acercamiento a la danza a través del lente, y mi primera inmersión en el mundo del video y las tecnologías.

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Fotos: Adolfo Izquierdo

Así quedaron grabadas en cintas de video VHS y Hi-8 o fotografiadas en película blanco y negro de 35 mm y 120 mm, varias de las obras coreográficas más representativas de Lorna Burdsall: Ayer, Virus gris, Vieja María, La cebra, La Greta, Romance del diablo, El banquete, Los tubos, Opus 500, A los espacios. Estas grabaciones forman parte de los testimonios más valiosos que guardo de esa revolución creativa y danzaria liderada por Lorna Burdsall y su grupo de Danza Alternativa Así Somos.

Sin más pretensión que la del observador que, como “la mosca en la pared”, intenta no ser percibido, me introduje en el mundo creativo de Lorna Burdsall. Fotografías, videos, dibujos y hasta algunos óleos surgieron como inspiración de lo que allí percibía.

La creación artística es un acto íntimo, pero sobre todo, es un acto revelador del sujeto creador de la obra de arte. Desde mi posición de artista visual he sido protagonista del rompimiento de las fronteras entre la danza, el lenguaje plástico y el audiovisual. Sola es un recorrido por la relación entre abuela y nieta, entre generaciones de creadores, entre disciplinas artísticas, entre bailarines y yo.

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Sola, un filme-danza construido en primera persona, es la memoria histórica y el acontecer de un grupo de creadores en un espacio real. Es la historia escrita de puño y letra por sus protagonistas. El diario de Lorna sustenta el texto del discurso narrativo. Son mis vivencias de largos años de trabajo como artista visual, junto a Lorna Burdsall y Gabriela Burdsall. Por tanto, Sola es un filme-danza documental, un docu-danza.

La primera vez que me reuní con Gabriela para hablar del proyecto fue a mediados del 2009, a raíz de la penosa enfermedad que de manera progresiva borraba la memoria de Lorna y que inevitablemente borraría su existencia. En ese momento sentimos la necesidad de rescatar el universo creativo que ella nos había proporcionado.

Decidimos hacer un filme-danza que hablara del mundo creativo construido por Lorna, de esa bailarina norteamericana que, enamorada de un cubano, emigró a Cuba 1955, en el contexto de la gesta de la Revolución cubana, con la que ella se implicó hasta el final de sus días.

Cuando un ser-danzante de la magnitud de Lorna Burdsall se aísla en sí misma, el espacio físico queda permeado con toda su energía, y este se diluye en una mezcla de vacío y soledad. Cada rincón y cada cosa nos conectan con esa presencia-ausencia. Así llegó el filme-danza Sola, desde una necesidad de conservar la memoria. La soledad se nos presentó como compañía ineludible. Lorna aún estaba allí, pero sus recuerdos ya la abandonaban. Este fue el leitmotiv desde los primeros esbozos para nuestro filme-danza.

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Siempre digo que Sola se construyó desde el sentimiento y la memoria, desde una memoria esencialmente visual, dada por mi recuerdo de aquellas experiencias creativas junto a Lorna, y que su nieta Gabriela se empeñaba en devolverme con su inquietante presencia de ser danzante.

Es aquí donde confluyen los dos elementos principales en la construcción del filme-danza Sola: Por un lado, la subjetividad de la mirada en el cuadro fotográfico, implicada en la memoria que construye el discurso audiovisual; del otro lado, la subjetividad de un cuerpo danzante, también arraigado a la memoria, dueño de un espacio-movimiento. Un ser danzante, heredero de un legado que se alinea en una suerte de alquimia biológica, se trata de Gabriela Burdsall, la nieta de Lorna Burdsall.

La principal valía que podría adjudicarse a este filme-danza, por lo cual me gusta denominarlo docu-danza (documental-danzado), es por la presencia de Gabriela como testimonio de los hechos presentados. En Sola Gabriela no representa a su abuela, ella se presenta a sí misma. La presencia de Lorna está justamente en el vacío, en la correlación de Gabriela con la casa como espacio-Burdsall.

Cada escena se pensó desde códigos visuales que llegan del quehacer coreográfico de Lorna, y que fueron recodificados como un calidoscopio de la memoria. Las cosas u objetos del entorno discursan en el recuerdo y la ausencia-presencia del ser, en un mismo espacio-tiempo y un mismo espacio-movimiento. La idea de reconstruir un día de la vida de Lorna se funde en la transición de un día de la vida de Gabriela sin Lorna; he ahí la presencia-ausencia del ser en un mismo espacio-tiempo y un mismo espacio-movimiento.

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Las ideas comenzaron a tomar forma cuando Gabriela trae a mis manos una agenda con el último diario escrito por Lorna en el año 2006. Allí hallamos el inquietante texto que motivó nuestro primer guion:

_ Ya estoy olvidando todo porque tengo Alzheimer

_ A mi hijo le digo “papá”, a mi nuera le digo “mamá” y a Gabriela le digo “mi hermana!

_ Ha ha ha… todos nos morimos algún día!

Después de este hallazgo, nos encontramos en una posición emocionalmente compleja. El texto revelaba una crudeza que punzaba profundamente nuestros sentimientos. La realidad era mucho más cruda de lo que podía aparentar. Fue ese punto donde la vida y la muerte se cruzaron ante nuestros ojos. Un texto lleno de carga emotiva y psicológica, con tanta fuerza como para llevar el hilo dramático de nuestro proyecto. Este era el testimonio más crudo y sincero escrito por la propia Lorna, una L8orna que se mostraba al límite entre la conciencia y la desmemoria.

Cada página escrita en el diario era un ejercicio para la memoria, en un intento de dejar grabados para siempre sus mejores recuerdos.

Un buen día encontramos una botella de sidra con un papel en su interior. Como esas botellas que se tiran al mar con la esperanza de que, algún día, llegue a las manos de alguien. Dentro, un mensaje escrito por los fundadores de Así Somos, un documento firmado por todos sus miembros, un acta de juramento a la creación.

A partir de ese momento, la botella rodaría de un lugar a otro como hilo conductor en nuestro filme-danza, por eso llega cayendo de la nada, para amarizar ante los ojos del espectador.

No todo quedó plasmado como yo quería que apareciera en la pantalla. Los conceptos estaban moldeados en una estructura de apariencia un tanto ilógica, lo cual servía para dar más libertad a la improvisación. Esto daba un margen significativo para la interpretación de Gabriela. De igual modo, esta forma de plasmar las ideas me ayudaba a visualizar con mayor facilidad las estructuras de las escenas, tanto desde el encuadre fotográfico como en lo narrativo. Cada escena tendría un desarrollo propio y a su vez debía engranar de alguna manera con la siguiente y con el todo.

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La escena de lluvia fue la primera en filmarse y no estaba escrita en el guión original. No teníamos la menor idea de lo que íbamos a enfrentar. Sin acotes técnicos ni pautas para movimiento alguno, solo contábamos con un fragmento del diario del día 16 de mayo de 2006, escrito en inglés, y que muestro en traducción al español:

¡Qué día! Me desperté escuchando un gran trueno. Ha estado lloviendo todo el día sin parar. Lo único que he hecho es estar sentada jugando al solitario, mi juego de cartas favorito. También le escribo a mi amigo (…)

“Rain rain go a way / Lluvia, lluvia vete ya

Came again some other day!” / vuelve otro día

El texto nos revela un día de reflexiones, soledad y mucha nostalgia. Sentimientos que subyacen en el desarrollo y la atmósfera de varias escenas.

Fue una bendición que llegara la lluvia al balcón. Yo había llegado muy temprano a la casa de Lorna, ahora la casa de Gabriela. Llevábamos varios días esperando empezar. Ansiosos por tener un buen motivo para trabajar, apreciamos la posibilidad de una atmósfera de lluvia, que estuviera acorde con el texto del diario.

Meteorología había anunciado mal tiempo y no pudo ser mejor noticia. Primero hubo un viento abrumador con llovizna muy fina y cielo gris, especial para filmar los planos en que Gabriela aparece meditando, apoyada en la ventana, mirando la ciudad y con la lluvia corriendo por el cristal. Luego abrimos la ventana para tomar unos primeros planos del rostro con el viento y la suave llovizna. Así se empezó a improvisar con el viento, la lluvia y la ventana. Pero la lluvia se fue incrementando hasta terminar en un fuerte aguacero con terribles truenos. Yo continuaba a la caza de primeros planos, detalles con la lluvia en el rostro y en las manos que resultaban alucinantes. Hice muchas tomas de estos planos a unos pocos centímetros de Gabriela, utilicé un lente macro de 50 mm, muy luminoso (f 1.4). Luego decidí colocarme al final del pasillo a unos 10 metros de la ventana y de Gabriela. A esa distancia con el lente Nikkor de 180 mm, (f 2.8), resultaron unos planos medio magníficos, donde los fondos quedaron totalmente desenfocados.

Todo ocurrió como si lo hubiésemos ensayado mil veces, desde los movimientos y los encuadres, hasta la caída del trueno y el apagón. Lo mejor de todo es que quedaron todas las imágenes grabadas. En cada plano se reveló una gran energía imposible de repetir. En ese momento Gabriela se mostró a sí misma en la imagen más reveladora de un ser-danzante, ante un espacio permeado por la ausencia. Gabriela no interpretó a la abuela, ella se presentó a sí misma.

Gabriela: _ La escena en la ventana fue la primera que grabamos y recuerdo que fue mágica en todos los sentidos. Más allá de un resultado visual descubrimos métodos y maneras de ir trabajando con el resto de los materiales. A partir de ese momento estoy más abierta a pensar que las soluciones creativas pueden presentarse como pensamientos conscientes o como instintos ligeramente menos conscientes, que existen herramientas ya sea a través de la escucha, la observación o el pensamiento capaz de crear un tipo de atención kinestético y cinestético más amplio y eficiente.

Mi posición no resultó menos comprometedora. Emociones y sensaciones quedaban registradas desde la mirada. Yo como testigo de ese ser danzante, y de ese espacio energizado por la tormenta. Los planos de la máscara golpeando la pared, la pequeña escultura que gira y se balancea con el viento, el pez y el pescador también balanceándose, incrementan la creciente evolución de la escena. Luego en la edición convertí esas imágenes en una cadena de acciones subjetivas, las gotas de agua corriendo por el cristal, la ciudad desenfocada bajo la lluvia, la mano en la ventana y el texto en off, en un sentimiento de nostalgia y soledad.

Buscando una señal

El televisor es uno de esos elementos simbólicos que transitan desde el comienzo del filme hasta el final. Este dispositivo, trasmutado de objeto inanimado a ser omnipresente, reconecta la soledad de nuestro personaje con el mundo exterior.

Para la escena en que Gabriela se arrastra con el televisor por el pasillo, previo al rodaje, ya había elaborado un video que nombré “Interferencia”. Estas serían las imágenes que acompañarían a Gabriela en la trayectoria del pasillo, imágenes de video que tenían como base la llovizna que aparece en los televisores cuando se va la señal televisiva. El propósito era provocar la ansiedad por encontrar esa señal que se debilitaba a cada instante, dejando entrever imágenes relacionadas con la vida de Lorna.

La idea de mostrar el televisor con la imagen de una mano en la pantalla, como si alguien dialogara directamente con Gabriela, hace un guiño a una coreografía creada por Lorna en 1984, titulada Romance del diablo, donde una bailarina semidesnuda danza sobre un barril luminoso y la sombra de una mano en su interior la acaricia junto a la luz.

El televisor resultó ese elemento vivo, que se presenta como símbolo de la sociedad y los medios de comunicación. Todo es noticia, pero estas se presentan difusas, distorsionadas, con interferencias. El televisor es un artefacto que va humanizándose en el trayecto del filme. Lo tecnológico se torna ser.

La historia pensada desde el guión se superaba durante el rodaje. Los hechos ocurrían ante la cámara con la veracidad de lo auténtico y real. Todo ocurrió con naturalidad y sin construcciones banales.

Gabriela: _El proceso en general fue una especie de terapia creativa. Siempre pensamos que iba a ser complicado enfocarse en lo personal, pero de todas formas queríamos acceder a esos terrenos tan delicados porque era una necesidad y luego porque descubrimos que el documental no solo podía convertirse en un viaje personal, sino que podía ser una invitación para activar la imaginación y reflexionar sobre experiencias difícilmente explicables (…)

Esta relación entre el mensaje construido en la edición y los hechos históricos es lo que determina el carácter documental del filme-danza Sola. Si los bailarines actuaron como ellos mismos, no interpretando a otros, si los objetos son testimonios de una historia real, si la interacción entre Gabriela, los danzantes y yo, sucedió con la misma naturalidad con que seguimos trabajando hasta hoy, todo lo filmado es documento, es docu-danza. Este es el testimonio de seres danzantes que fueron motivados por el espacio, los recuerdos y la huella de Lorna Burdsall.

[1] Tomás Brene fue la persona que me llevó a conocer a Lorna Burdsall. Él era quien llevaba la asistencia de dirección y las relaciones públicas en la compañía Así Somos.

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