Toda la Danza

VUELVE CABALGAR DON QUIJOTE EN LA HABANA

Por Ismael Albelo
Fotos: Leysis Quesada


Cuando la dirección general del Ballet Nacional de Cuba pasó a manos de la primera bailarina Viengsay Valdés, comenzó un proceso de replanteo del repertorio que por muchos años había caracterizado a la compañía, más “apegada a los clásicos”, de los cuales ha hecho siempre su principal y mejor imagen internacional.
Comenzaron a llegar a La Habana obras y coreógrafos del ballet actual, como el ruso Alexei Ratmasky o la inglesa Gemma Bond, y piezas de íconos del ballet del siglo xx, como la Séptima sinfonía de Uwe Scholz o Mozart Requiem de Ben Stevenson —con el valor agregado de la presencia de este autor entre nosotros.
Las situaciones sanitarias provocadas por la pandemia del Covid-19 pusieron un verdadero desafío para la vida mundial y el Ballet Nacional no fue la excepción; por eso, los amados títulos del siglo xix, conocidos como “los clásicos”, que necesitan tanto un espacio-tiempo más amplio y un staff de bailarines experimentado, estuvieron alejados de las escasas programaciones de nuestra agrupación Patrimonio de la Cultura Nacional. Por ello, el retorno a los clásicos ballets tan preferidos por el público… como por los propios bailarines, dio una señal inequívoca de que estas joyas continuarán alternando con los trabajos más contemporáneos.
Fue con Don Quijote, obligada referencia a nuestras raíces hispánicas, que la compañía abrió las dos primeras semanas de julio en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
La marca más significativa de esta temporada fue la entrega a jóvenes bailarines de los roles protagonistas y solistas de la obra, así como una reformulación de la puesta en escena o mise en scène, desde la primera aparición del Caballero de la Triste Figura y su escudero en el prólogo, hasta la recurrente unificación de los cuerpos de baile en las escenas de conjunto.
Don Quijote es un ballet demi-caractère, aunque esté entre el grupo de los llamados “clásicos” de este arte y presente un “acto blanco” en la llamada escena de las dríadas. Por eso, el ambiente de la obra debe ser espontáneo, consecuente con el referente literario. Quizás en esta ocasión, como recurso unificador de los movimientos de los muy jóvenes e inexpertos artistas, se haya recurrido a lo mecánico, matemático, acentuado con movimientos percutidos, “marcados” como suele decirse en el argot danzario, que sacrificó la atmósfera de pueblo hispano y la situación de equívocos hilarantes en un intento de orden y mesura, sin los rasgos de desenvoltura del espíritu quijotesco en aras de la uniformidad de los grupos… ¡que, sin embargo, no siempre se logró!

DON QUIJOTE foto Leysis Quesada 8 jul 2022 (Chavela Riera y Yasiel Hodelín) (5).jpg


Las jornadas en la sala Avellaneda comenzaron con los debuts de la bailarina principal Chavela Riera y el joven Yasiel Hodelín —este aún en su servicio social dentro de la compañía—. La Riera ha demostrado un ascenso significativo en su proyección artística y en sus presentaciones —esta de Kitry entre ellas— exhibe una concordancia de elementos dramatúrgicos con exigencias técnicas. En su debut se mostró muy espontánea y con una bella gracia hispana.
El tan joven como talentoso Hodelín exhibió su enorme potencial técnico con una presencia elegante y también espontánea, desbordante en sus momentos de danza… que en el futuro deberá atemperar para no caer en la nefasta sobreactuación.

DON QUIJOTE fotos Leysis Quesada 9 jul 2022 (Valeria Mariaud y Dani Hernández) (2).jpg


El segundo estreno en los roles protagonistas fue el de la mexicana Valeria Mariaud como Kitry. Un debut, más en un ballet de la talla de Don Quijote, es un riesgo que solo pueden vencer aquellos totalmente preparados y, al parecer, la invitada no estaba dentro de este grupo. A su lado, el muy experimentado primer bailarín Dany Hernández no dejó dudas del rango que posee: excelente ejecutante, dramático, técnico y solícito partenaire. Fue su actuación un placer para el auditorio. Además, se arriesgó con la interpretación de Don Quijote, un papel de carácter que, además de dar nombre a la obra, resulta central y que nuestro primer bailarín desarrolló con un fuerte acento conmovedor.

DON QUIJOTE foto Leysis Quesada 10 julio 2022 (Anette Delgado y Narciso Medina) (2).jpg


El tercer debut, ahora en el rol de Basilio, vino con el bailarín principal Narciso Medina, quien tuvo la suerte de acompañar a la primera bailarina Anette Delgado. Ella estuvo en una de las mejores noches que se le haya visto en este ballet, exponiendo todas sus armas en un rol que no tiene secretos para ella.
Medina estuvo a la altura de su categoría y su responsabilidad al acompañar a la Delgado, pero es de sugerirle, igual que a Hodelín, que dosifique su espontaneidad para obtener mayores resultados en lo dramático en estos ballets icónicos.

DON QUIJOTE foto Leysis Quesada 14 julio 2022 (Luisa Márquez y Yankiel Vázquez).jpg


Por último, se produjo un debut infrecuente y excepcional: María Luisa Márquez —aún alumna de la Escuela Nacional de Ballet en práctica dentro de la compañía—, asumió el rol de Kitry el jueves 14 junto al primer bailarín Yankiel Vázquez, también de estreno como Basilio.
Conocida por sus condiciones artístico-técnicas desde sus primeros años de estudiante, se esperaba que su extremo virtuosismo marcara la pauta de su primera Kitry. Sin embargo, mostrando una inusitada madurez dada su corta edad y experiencia dentro de una compañía del nivel de la nuestra, ella desplegó su poderío técnico con inteligencia, sin estridencias, con muy buen gusto y apoyada en una fuerza histriónica también inusitada por iguales motivos, todo lo cual coadyuvó al éxito en su debut.
En su primer clásico como primer bailarín, Yankiel realizó muy buen trabajo en cuanto a lo actoral, esfuerzo que se reconoce al ser su imagen y temperamento más de danser noble que demi-caractère, y se vistió de pueblerino barbero español. De su interpretación técnica… hay poco nuevo que agregar, pues él es uno de nuestros bailarines más virtuosos. Solo habría que sugerirle la insistencia en una mayor relación con su pareja, muy necesaria en este ballet y que, aunque se observó durante casi toda la noche, languideció un tanto en el pas de deux final.

DON QUIJOTE fotos Leysis Quesada 9 jul 2022 (Valeria Mariaud y Dani Hernández).jpg

Ahora el Ballet Nacional de Cuba tomará un receso necesario, luego de varias temporadas de muy diversos formatos, lo que debió implicar redoblados esfuerzos para transitar de lo moderno a lo contemporáneo… a lo académico, con elencos talentosos pero inexpertos.
Hay que cuidar de igual forma la entrega de roles capitales, como los protagónicos y los solistas, a bailarines con potencial pero adolescentes de la necesaria praxis escénica, no adelantar los pasos obligados para el desarrollo escénico y preservar —en lo posible— la “escalera” de ascenso que una vez me refiriera la siempre referente cuando se hable de ballet en Cuba… y el mundo: ALICIA ALONSO.

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