Adriana Braña

Hablar de Circo es referirnos a un arte en el que lo imposible se convierte en magia y la magia se torna realidad. Escuchar la palabra Circo es pensar en esos bellos momentos que pasamos riendo con el señor de la nariz roja, sentir desde dentro el retoque de tambores que anuncian el osado salto de un acróbata. El circo es misterio, euforia, miedo, asombro, por ello es que ha sido inevitable que después de casi siete meses en casa, capturados por el pánico de lo que significa una pandemia, hayamos salido a disfrutar de la propuesta que nos trajo en este octubre el Centro cultural Carpa Trompoloco, sede permanente del Circo Nacional de Cuba, que retomó sus funciones habituales.

La propuesta artística fue el estreno del espectáculo titulado Trompoloco de Fiesta, bajo la dirección de Joel Valdés Torres, líder del proyecto Cirdance. Esta propuesta novel, es fruto de una constante reinterpretación del arte de las pistas, Joel nos dice que busca en cada uno de sus espectáculos una heterogeneidad técnica que distinga su línea de trabajo.

Torres, se graduó en el año 2007 en la Escuela Nacional de Circo, donde dejó sus huellas. Fue uno de los pocos artistas circenses en graduarse con un número de percha circular y acrobacia en barra rusa. Siempre sobresalió por ser un estudiante con fuertes rasgos de liderazgo. Después de algunos años como artista activo del Circo, decidió crear su propio grupo en el que la danza formaría parte fundamental del espectáculo. Algo interesante de Cirdance es que Valdés no ve la danza como un simple objeto de cortina para ganar tiempo o intercalar las variedades circenses, como suele suceder en otros shows, sino que él la maneja como herramienta de unidad y transición en cada uno de sus números.

Cuando hablo de Cirdance, es para dar el primer agradecimiento a mis padres quienes tanto han apoyado mi carrera. Fue mi padre quien confeccionó los primeros aparatos y vestuarios junto con mi madre, quien ejerce hoy en día como costurera de la compañía. Fue ella quien le dio nombre al proyecto. La parte danzaria siempre ha estado dirigida por la formidable bailarina y coreógrafa Lynn Rivera quien, a mi entender, es una creadora que siempre está en constante búsqueda de lo más novedoso. El proyecto en general se apoya en la calidad de los artistas y cuenta las nuevas generaciones que tratan el baile y el circo de una manera de vida creativa.

El espectáculo Trompoloco de fiesta no fue realizado sólo por el proyecto Cirdance sino que estuvieron otros exponentes del arte circense cubano como los casos de MagiCuba y el payaso Pepitín.

La función fue muy aplaudida y disfrutada por todo el auditorio quienes a pesar del prolongado tiempo del show, permanecieron siempre en sus asientos, entre risas y asombros.

Por otra parte, los artistas, se notaban muy entusiastas, llenos de vigor y talento para regalar, después de meses sin entrenamiento en la carpa, energía acumulada que se desprendió al abrir las cortinas de la carpa.

La función dio inicio con un apolíneo homenaje a los médicos cubanos y su batalla contra la COVID-19, un ejército de batas blancas irrumpió en la escena logrando emocionar al auditorio desde un primer momento. La parte coreográfica del espectáculo estuvo a cargo de Lynn Rivera, una bailarina de personalidad propia, quien demostró su carácter innovador y consecuente. Rivera declara que ve en la danza una herramienta necesaria tanto como expresión para el público, así como tutela de los circenses.

Ver la entrega del Circo es asistir a una doble función, pues observas desde las gradas a los adultos que reviven la infancia y conectan con la parte clown de la tradición del género circense, mientras que los niños viven el espectáculo con toda su ilusión y asombro a flor de piel. Después de meses de desconsuelo por la pandemia que nos atormenta, un rato de distracción, aligera la carga de estos tiempos.

Trompoloco de fiesta es una propuesta que elude a la diversidad, la pluralidad de estilos y formas. Es un momento en el que las risas no paran, los pasos caminan por los aires y las utopías del circo se convierten realidad.