Una coreografía de Charlotte Landreau
Por Elizabeth Arronte Labrador
Bailarina
Me gustaría comenzar agradeciendo la convocatoria de este Concurso, que ya va siendo un espacio de reflexión, aprendizaje y disfrute de ese arte tan maravilloso que es la danza. Daré mi opinión sobre una coreografía interpretada por una de las tantas buenas bailarinas de la compañía de Martha Graham.
Se trata de Charlotte Landreau, bailarina nativa de Francia, quien se unió a la prestigiosa compañía en 2013, donde interpreta los grandes papeles que fueron creados y bailados por Martha Graham. Landreau también realiza numerosos trabajos con destacados coreógrafos como Nacho Duato, Sidi Larbi Cherkaoui y Bobby Jene Smith.
La bailarina estudió actuación y danza antes de llegar a Nueva York para ingresar en la Escuela de Martha Graham. Fue honrada con el premio de Excelencia en el Desempeño en la gran compañía pre profesional Graham 2.
Durante el período de confinamiento a causa de la Covid 19, Charlotte ha brindado clases online donde regala a bailarines y amantes de la danza sus conocimientos sobre yoga, meditación y respiración que, desde mi opinión, son una valiosa herramienta para mejorar nuestra salud y bienestar. Además enseña entrenamiento físico y clases de técnica Graham, con ejercicios de piso y espacio parcial.
Mediante los videos, se hace evidente su buena metodología para la enseñanza de la danza y sus conocimientos de la especialidad, explica con detalles cada ejercicio, cada conteo musical, aclarando cada postura y movimiento; siempre respondiendo a toda pregunta con una sonrisa y con un amor que sobresale a través de su mirada y sus palabras.
Me pareció magnífico el tiempo que nos dedicò Charlotte en este tiempo de pandemia. Le agradezco tanto ella como a todos los bailarines del mundo que han regalado muchos talleres y clases online, a pesar del duro impedimento que fue la situación del confinamiento. Ha sido muy gentil y hermoso de su parte mantener vivo el arte de la danza a pesar de las circunstancias que hemos vivido.
Sobre su coreografía En memoria amorosa del primer Lieutenant ClarkC Perkins, que vivas en mi corazón por siempre
Lugar de estreno: Museo de Arte del sur de Texas.
Coreografía: Charlotte Landreau
Música: Shape of my Heart. Autor: Sting ( músico británico), llevada a instrumental por 2 Cellos (Dúo de violonchelo)
Edición de video: Haejin Han
Vestuario: Ropa ordinaria y sencilla de la vida cotidiana (pantalón holgado con estampado de flores blanco y negro y blusa blanca de tirantes)
Intérprete: Charlotte Landreau, bailarina de la compañía Martha Graham
La coreografía está dedicada especialmente a su difunto novio Lieutenant Clark Perkins. Ella decide hacerle este homenaje donde expresa sus sentimientos de dolor, miedo, añoranza, gratitud, amor, por haberlo perdido tras su muerte en un accidente de Surf, el 26 de agosto de 2020.
Comienza a bailar de espalda, lo veo como si contara en ese principio el suceso de su accidente. Luego llega el clímax de la coreografía que es la muerte del chico, donde se muestra un efecto de video como repitiendo sus pasos de movimiento, dando la sensación de lejanía y pérdida; se continúa moviendo más activamente, llevando un ritmo danzario fluido y alargado sobre el espacio parcial y total. Utiliza mucho sus brazos para simular las olas del mar, que están relacionadas con la historia de esta coreografía porque en el mar fue donde murió su amado Clark. Ttermina sentada en un pedestal de color blanco interpretando bien su soledad, o una imagen de su novio fallecido en su honor.
Es hermosa la manera de moverse de Charlotte al compàs de esta excelente música, el sonido de los violonchelos le da un toque especial para transmitir sus sentimientos y la necesidad de movimiento, evidentemente con las pautas de la técnicaGraham, con círculos de torso y cabeza,contracción, liberación y torsión, expresiòn del movimiento humano básico y de la actitud emocional del cuerpo.
La intèrprete se apoya en las barras de un pasillo muy extenso, mostrando sus bellas extensiones de piernas; el apoyo en la barra lo leo como expresión de debilidad, es el derrumbe tras recibir la noticia, y es la reacción a lo que está viviendo. Usa varios espacios del Museo y se muestran también algunas obras de arte del mismo, lo que conlleva a una magnífica fusión de diferentes expresiones artísticas.
Disfrutè mucho de esta coreografía, de la belleza y la calidad de movimiento de Charlotte Landreau, de su magnìfica interpretación donde afloran evidentes sentimientos de añoranza, angustia, paz; pude sentir también ese amor y esa pasiòn, entendiendo su estado y apreciando con amor y respeto su homenaje.
Sesenta años después…
Por Ailen Vital
Estudiante de 4to año de la Universidad de las Artes ISA, especialidad Danzología
La compañía Danza Contemporánea de Cuba arriba al aniversario 60 de la primera función recordando a su fundador y maestro Ramiro Guerra como el hombre que hizo realidad el sueño de subir a escena bailarines de todos los colores que conforman la nacionalidad cubana[1].
Pensar en Danza Contemporánea de Cuba es pensar en la madre nutricia de la danza moderna en nuestro país, en la cuna de un cúmulo importante de bailarines que hoy constituyen el sello más representativo de la danza moderna en Cuba. La compañía que dirige el maestro Miguel Iglesias postula la dinámica de mantenimiento y conservación de las tradiciones danzarías con ajuste a un mundo cambiante. Estratégicamente aboga por mantener vivas las tradiciones, sin negarle al público contemporáneo propuestas de discursos novedosos que tracen el desarrollo paulatino de la compañía pero que retroalimente siempre sus conceptos fundadores.
El conjunto de danza llega al público capitalino con un programa de piezas conocidas. Para ello propongo indagar en su concepto como suceso que vive la vitalidad efímera del instante y no como la mera reproducción de obras estrenadas por cuerpos e intérpretes diferentes. En palabras de Hilda Islas la compleja trama que intervienen en el desempeño de la danza, impiden que la combinación de elementos, ya sean subjetivos u objetivos, den como resultado el mismo producto artístico. En tal sentido podemos apreciar el programa presentado del 28 de febrero al 1ero de marzo del 2020, como un mismo ciclo en cuanto a producción coreográfica, pero transitado por corporalidades diferentes.
La propuesta para celebrar sus seis décadas de existencia entreteje la dinámica discursiva de la compañía, llevando a la escena de la sala García Lorca del Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso las piezas Coil estrenada en 2017, La Ecuación de 2004, Cenit del 2016, y Mambo 3XXI estrenada en 2009.
Coil, más que un grito de libertad, se constituye como la muestra desenfadada con la que Julio Cesar Iglesias camina por los parajes de nuestra historia. Coreográficamente propone elementos de peso emocional como la lucha de poder y la sobrevivencia por medio de la destrucción del más débil. Transita el espacio a través de un lenguaje corpóreo que alude a disímiles maneras de hacer danza replanteando el movimiento desde el conflicto mismo, haciendo factura de la voz como elemento mediador de la puesta.
Un proceso de montaje arrastra consigo elementos significativos y matices que transitan por la línea coreográfica y las características propias de los bailarines. Coil es una obra que se mostró al público por primera vez en el año 2017 y valida las maneras de readaptación a nuevas condiciones que se proyectan desde el cuerpo físico de los nuevos bailarines, hasta la manera de asumir un discurso correspondiente a sus necesidades y capacidades individuales. En entrevista con Adrián Núñez, bailarín de la compañía, relata su experiencia dentro de esta reposición. No fue partícipe del estreno y por consiguiente no estuvo inmerso en el proceso de montaje: la coreografía de Julio César Iglesias sigue ofreciendo a los intérpretes libertades coreográficas siempre y cuando no se irrespete los códigos que demarcan su discurso.
Por otro lado, Cenit es la primera creación de la coreógrafa Laura Domingo Agüero para Danza Contemporánea de Cuba. Según Prensa Latina, Laura aborda el tema del encierro en tres aspectos: el corpóreo, el emocional y el físico-espacial en solo siete minutos y medio de duración pero representando una visión propia de las relaciones interpersonales, la frustración y la angustia.
En cuanto a la concepción escénica, los elementos luminotécnicos apoyan el quehacer escenográfico: tres círculos eran el espacio que demarcaba los límites de movimiento de tres intérpretes. Cenit, obra de estilo neoclásico, plantea su concepto desde la perspectiva de género, atendiendo a las capacidades del cuerpo y al carácter cinético condensados en el tiempo y el espacio.
La ecuación, de George Céspedes, tributa al universo matemático. Se juntan elementos coreográficos que estallan en códigos. Visualmente, un cubo limitado por seis caras congruentes se muestra como el centro de la obra, colinda con el movimiento y se convierte en el punto de contacto para proseguir a una secuencia de solos, dúos y tríos con los que dialogan cuatro intérpretes. Con música de X Alfonso, Céspedes logra matizar vestuario, escenografía y diseño espacial en función de su concepto estético.
Por último, para cerrar el programa, Mambo 3XXI, tambièn de la mano de George Céspedes, propone seguir apostando por otras técnicas que convergen en el diapasón de la raíces cubanas. Esta pieza, con un total de 21 bailarines en escena, juega con la coordinación y versatilidad del elenco. La angustia y la alegría son principios que guían el recorrido de la obra y localizan certeramente las tonalidades de colores tenues, vivos o despampanantes, que dibujan los diseños de vestuarios del propio coreógrafo.
La grandeza de la obra radica en sensibilizar al público con un ritmo profundamente cubano que parte de la sonoridad de Benny Moré y La Nacional Electrónica con Alexis de la O Joya y Edwin Casanova Gozález, sobre la versión original de Pérez Prado. Según Norge Espinosa Mambo 3XXI es esa cubanía donde ellos habitan, es ese país que necesita volver a ciertos mitos (el mambo, en este caso) para reaprender sus esencias, y reciclarlas en un nuevo contexto, elevándolas a una metáfora que nos invita a danzar…
Sesenta años después, seguimos en presencia de un conjunto que agrupa a bailarines capaces de responder a las más rigurosas propuestas coreográficas, que deslumbran con sus capacidades interpretativas y, sobre todo, que cosecha la creatividad de su elenco para dar luz a otros espacios que defienden la más variadas concepciones estéticas.
[1] Tomado del Granma, edición digital.