Por Doria Alderete

Fotos: Cortesía de la autora

Comala, obra del franco-colombiano Alexi Marimón, es una travesía coreográfica que finalmente hizo su presentación en Cuba. En el seno de la Compañía Rosario Cárdenas y con el auspicio de la Alianza Francesa y la Embajada de Francia en Cuba, hoy esta obra no es más que el símbolo de unión entre artistas, culturas e historias.

Tan terrenal como espiritual, tan poética como cruda, tan humana y a la vez cercana a la muerte. Así es Comala, puesta en escena inspirada en la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo.

Este título cumbre de la literatura latinoamericana está presente en la composición de las escenas, en la voz en off del escritor mexicano, en el sentir latinoamericano proyectado en los movimientos y la música, en la denuncia de los males sociales de la región, entre otros aspectos.

Esta pieza fue programada inicialmente para estrenarse en el año 2020, hecho que la situación epidemiológica obligó a postergar hasta la actualidad. Comala sobrevivió al tiempo, a la pandemia y a la crisis mundial que trajo por consecuencia.

El proyecto continuó latente hasta el presente Mes de la Cultura Francesa, justo porque se conformaría con bailarines provenientes de varias compañías del país, tres bailarines colombianos del elenco original y la participación en vivo del joven cantante colombiano Alex Quin.

Comala, que fue estrenado en Colombia y presentada luego en México con intérpretes colombianos, es una especie de experimentación demográfica. Se mueve conforme la tradición y cultura de la localidad en que se desarrolle, poniendo como premisa el argumento de la obra en la que se inspira y las pautas coreográficas.

Hoy en Cuba alcanza una connotación diferente. La calidad de los bailarines cubanos, la cadencia, la energía y la fuerza apunta a un nivel de madurez de la obra.

Uno de los mayores logros de este proyecto es justamente reunir bailarines colombianos y de diferentes provincias de la Isla. Corporalidades diferentes y formaciones profesionales particulares, pero todos trabajando en función de Comala.

Otro punto fuerte fue la selección musical para la puesta, pues conspiró para lograr la conexión espiritual lograda en el interior del Cine Teatro Miramar. El espacio ubicado en el oeste de la ciudad emprende, con este trabajo presentado por la Compañía Rosario Cárdenas, un nuevo camino como escenario para la danza.

La garantía de transportación del público hasta el teatro, tanto ida como regreso, es un suceso histórico. El interés de la Compañía por la asistencia hasta este recinto ubicado en Playa merece ovaciones.

Entre marcados elementos positivos, el tema de la iluminación hizo que la propuesta no brillara aun más, que en algunas de las ocasiones no lograra la magia escénica que podía alcanzar, sea por las condiciones técnicas del recinto, como por la adaptación del diseño de luces en dicho espacio.

Comala está compuesta de imágenes enigmáticas, una en superación de otra. Es un altar en defensa de la identidad latinoamericana; es una oda a la libertad; es una súplica al fin de la violencia; es un juego con las ausencias físicas y espirituales; es un coro frenético a favor de la vida.