Toda la Danza

A través del tiempo, Ban Rarrá de aniversario

Por José Omar Arteaga Echevarría

La compañía de danza folclórica Ban Rarrá está de aniversario, para celebrarlo ha llevado a la escena el espectáculo A través del tiempo, y quizás por tratarse de una fecha de celebración y por el propio título, los más acuciosos espectadores, pensarían que se trataba de una selección de piezas de los diferentes espectáculos que ha llevado a la escena el colectivo danzario en estos 28 años.

A través del tiempo no se nos presenta como una compilación de repertorio, sino como un espectáculo renovado, audaz, que toca las fibras del pasado, los acontecimientos del presente y quizás abre una brecha hacia un futuro, donde esta especialidad de la danza salga del estanco que propician los prejuicios vinculados tanto al foco religioso, como a una férrea tradición patriarcal que establece notoriamente los roles de género.

El rezo, luces tenues de velas, el blanco, el llamado en oración a los espíritus protectores y a la Virgen de la Caridad, patrona de Cuba, marca el inicio puramente sacro que se va desplegando como una procesión hacia el terreno de las expresiones modernas, esa raíz otra que integra el tronco común de la danza en la isla. El acompañamiento vocal instrumental de la agrupación (todo el tiempo en la escena), es más que el mero “sostén musical” del espectáculo, intervienen de manera contundente cantantes e instrumentistas como parte de un hilván de la puesta que les permite desdoblarse en tanto oradores que le hablan al público presente.

Con una forma (quizás no la más feliz) de alternancia entre números danzarios y musicales, llega una conga de colores, de hombres que hacen las evoluciones de este estilo popular bailado en parejas sin burdos ademanes, una conga que habla de diversidad y del Código de las Familias que está en proceso de consulta popular y a todos atañe. Un segundo momento de esta conga lo protagonizan enfermeras al ritmo de este contagioso ritmo que, también habla sobre la salud y los candidatos vacunales cubanos.

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Foto: Tomada de Cubaescena

Cuba tiene Abdala y Soberana

En este punto, es importante señalar cómo se entretejen, orgánicamente, las dinámicas propias de los pasos y figuras de las congas y comparsas con los lenguajes gestuales de los bailes francohaitianos como el gagá, la tajona, el vodú, entre otros ritmos asentados en el oriente del país.

Luego, ocurre la extraordinaria evolución de una “conga de espaldas” (2012)[1], donde no hay nada del habitual vestuario carnavalesco, sino la sobriedad de los bailarines que visten de negro. Aquí, como principal acierto, está el rompimiento con la frontalidad que acostumbra este tipo de danza, escapa esta coreografía del baile en parejas para formar dos bandos, muy al estilo de los tradicionales Bandé Gagá o Rarrá, donde ocurre esta interacción a manera de toma y daca entre bailarines, mientras se intensifica el ritmo y se acelera el paso.

Otro de los cuadros significativos, antecedido por un duelo musical entre improvisadores (hombre y mujer), continúa con la noción del enfrentamiento y de los bandos, esta vez el tempo suena a columbia, expresión músico- danzaria perteneciente al Complejo de la Rumba. El enfrentamiento hombre y mujer, en igualdad de oportunidad para interpretar un ritmo que, históricamente, ha pertenecido al género masculino, supone la disolución de estas barreras de género que impedían a las féminas practicar este baile. Columbieras y columbieros mostraron sus destrezas físicas con pañuelos, cuchillos, machetes, así como la tradicional improvisación con el plato y la vela; esta vez, magistralmente interpretada por una mujer, arrancó de la audiencia fervientes aplausos y vítores para apoyar a los y las intérpretes.

Hacia el final llegó la tradicional “chancleta”, como una suerte de encuentro entre el oriente y la capital, antiquísima dicotomía que aún se percibe. Polirritmias, careos, repiques del tambor y el colorido de una coreografía que evoca la provocación con cierta dosis de sensualidad que se establece entre los sexos, son el colofón de un espectáculo que cierra con la corneta china y la conga oriental aderezada con el repique de las cutaras[2] que “convocan al negro y al blanco que bailen al mismo son” como escribió el Poeta Nacional, Nicolás Guillén, en su Canción del Bongó.

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Foto: Tomada de Cubaescena

A través del tiempo evoca la festividad de arribar a otro aniversario, a otro año de vida, por suerte, encontrándonos esta vez en los espacios teatrales, luego de un extenso período de contingencia sanitaria. Sobre esta situación también discursa el espectáculo, lo que perdimos y lo que ganamos, el pasado y el presente, la fuerza vital de una compañía danzaria que persiste, perdura, evoluciona. He aquí el enigma del título, ¿cómo rehacer, reinventarse sin dejar de tributar a la tradición y a la vez incorporar elementos que aporten en cuanto a forma y contenido? Las fórmulas halladas, los caminos transitados son las brechas abiertas de estos 28 años consagrados a expresiones músico-danzarias tradicionales, imprescindibles en esta tierra de mixturas.

[1] (2012) Isaìas Rojas fue el coreógrafo de Conga irreversible, del dúo Los Carpinteros, durante la XI Bienal de La Habana, que fue interpretada por los bailarines de Ban Rarrá

[2] Expresión del oriente cubano para denominar las chanclas o chancletas, también otros zapatos bajos sin tacón o descalzados.

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